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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Por fin, se adelanta la diligencia, se aplica la escalera a sus costados, y la vaca recibe en su seno los paquetes: en menos de un minuto está dispuesta la carga, y salen los caballos lentamente a colocarse en su puesto. Es de ver la impasibilidad del conductor a las repetidas solicitudes de los viajeros. A ver, esa maleta; que vaya donde se pueda sacar. Que no se moje ese baúl.
Hácia el estremo opuesto á la entrada, debajo de una estampa de Sto. Tomás de Aquino, se levantaba la cátedra del profesor, elevada, con dos escaleritas á ambos costados. Esceptuando un hermoso tablero con marco de narra sin usar casi, pues en él continuaba aun escrito el ¡viva! que apareció desde el primer día, no se veía allí ningun mueble útil ó inútil.
La popa estaba lisa y en los costados ni una señal del número de filiación y nombre de la matrícula, un ser desconocido que se moría entre aquellas otras barcas orgullosas de sus pomposos nombres, como mueren en el mundo algunos, sin desgarrar el misterio de su vida. Pero el incógnito de la barca sólo era aparente.
Saliendo de su patria con instintos generosos, se metaliza en los Estados Unidos, si la fortuna le protege, y vuelve Yankee por todos cuatro costados. Un Francés se hace Turco ó Chino, si es necesario, adquiriendo todas las condiciones de la raza ó la sociedad adoptiva, con rara facilidad. La Francesa, muy al contrario, conserva su personalidad en todas partes.
14 Y los animales corrían y tornaban a semejanza de relámpagos. 15 Y estando yo mirando los animales, he aquí una rueda en la tierra, con sus cuatro haces junto a los animales. 17 Cuando andaban, andaban sobre sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. 18 Y sus costillas eran altas y temerosas, y llenas de ojos alrededor en todas cuatro.
La situacion que debe darse á los pueblos es punto sustancial, porque si se pusiesen en los intermedios de los fuertes y fortines, serian víctimas del furor de los indios, á no ser que se precaviesen con estacadas ó foso, ó con un muro de adobes ó tapia. Todo eso seria, á mi ver, gastar inútilmente, sin que yo entienda la ventaja de tal disposicion. Para mi es muy claro que de los blandengues debe esperarse la poblacion de las pampas; no solo porque las defienden y aseguran como soldados, si no tambien porque son pobladores natos y seguros, y lo será su descendencia, dándoles tierras y sitios, y porque su plata es la que ha de vivificar y fomentar á los paisanos. Esto indica lo que conviene hacer, y es, fundar seis villas, situándolas detras y pegadas á los fuertes, de modo que la estacada de estos, opuesta á la que mira á la campaña, sea el frente del S de la plaza. Por supuesto que las calles han de ser arregladas, y que se han de destinar sitios para iglesia, casa de Cabildo, &c. En esta disposicion no necesitarán las villas, muros, estacadas ni foso, porque estando pegadas al fuerte y custodiadas con 75 blandengues, nada habrá que temer. La experiencia confirma este mismo, pues cada fuerte tiene hoy una multitud de casas que le rodean por detras y los dos costados, habitadas por 800 ó 1,000 almas, blandengues y paisanos, que viven tranquilamente, sin otro resguardo que el amparo del fuerte, y no hay egemplar de desgracia. Aun en los fortines se ven bastantes ranchos: en la misma forma, uniendo las villas
Durante quince años la vida no ofreció graves incidentes. El rencor de Clementina no estaba extinguido, sino en ese estado de incubación semejante al de los volcanes que no revelan su actividad interior más que por los tenues hilos de humo que se escapan por sus costados.
De pronto, la llama, hizo un amplio agujero en uno de los costados del buque, el palo mayor se abatió sobre el mismo lado, el San Pablo dio una fuerte bandada, se inclinó sobre estribor, y el agua entró a borbotones en la cala.
Apretó los dientes, encajó sus rodillas en los costados de la yegua y cambió su táctica de defensa en una enérgica ofensiva. Excitada y enardecida Jovita, emprendió el descenso de la cuesta. El artificioso Federico fingía detenerla con represión manifiesta, y mentidos gritos de temor. Inútil es añadir que Jovita en seguida emprendió vertiginosa carrera.
Luego, Isidro se fijó en los costados de la cubierta, donde estaban pendientes de sus pescantes de acero dos filas de botes. Hermosas balleneras de madera pulida y lustrosa como el piso de un salón. En cada una de ellas podemos meternos cincuenta personas; y el mástil, la vela, los remos, todo lo necesario, esta guardado en su vientre, bajo la caperuza de lona que lo cubre.
Palabra del Dia
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