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Cual centinelas que la guardan, tiene a su rededor los ocho barrios siguientes: 1.º el de San Julian, así llamado por una antigua ermita de su nombre, denominada hoy de San Antonio Abad, en cuyo día celébrase allí una fiesta al fin de la cual, los labradores con sus bien enjaezadas caballerías dan carreras por el camino de Valencia que atraviesa el barrio. 2.º el de las Ollerías, porque en él están las alfarerías que proveen a Teruel, y a muchos pueblos de la provincia y de fuera, de cántaros, ollas, jarros, baldosas, ladrillos y demás objetos de tierra cocida, tierra que con abundancia le proporcionan los cerros vecinos. 3.º el del Arrabal, próximo al anterior y a la parte alta de la ciudad. 4.º el de las Estaciones, nombre que recibe de las cruces y escenas de la Pasión que se hallan hechas en baldosa sobre pedestales de ladrillo en el camino del cementerio 5.º el de las Cuevas, denominado así a causa de las que había en la antigüedad habitadas por los moros, y convertidas hoy en casas de mediano aspecto, habiendo alguna que otra cueva que revela bien lo que fue especialmente la marcada con el número 114, que se encuentra a la derecha del camino que desde el molino viejo conduce a Capuchinos por detrás de la casa de Beneficencia. 6.º el del Cármen, que comprende las casas de campo que hay desde la cárcel pública hasta algo mas allá de la ermita de aquel título, sita en la carretera de Zaragoza. 7.º el de San Francisco, así llamado del ex-convento de este nombre.

Sus orillas cubiertas de una vegetacion tan lujosa como activa, están habitadas por una nacion muy notable; tales son los Guarayos, que realizan en América, por su franca hospitalidad y por sus costumbres sencillas y enteramente primitivas, el poético ensueño de la edad de oro.

Dichas columnatas, que se encuentran más ó menos deterioradas en casi todas las islas que fueron habitadas, debieron ser, al par que recuerdos cinerarios, apoyos de las casas de los magnates, tanto es así, que á cada uno de los grupos que componen aquellas, llaman los indígenas casas de los antiguos.

Esto me decían en Marianas; en cambio en Manila se cree todo lo contrario, no solamente respecto á la adquisición de esos bonitos ejemplares de la conchología, llamados en el lenguaje vulgar por su color rosado, auroras sino que también refiriéndose á un sinnúmero de costumbres, cosas y objetos que luego resultan completamente inexactas. Reducción de vecindario en las Marianas. Islas habitadas.

No lo está menos esa otra gran llanura elevada que se estiende á oriente entre el tronco principal de la Sierra y el ramal que limita por el norte la provincia. Ese dilatado valle formado por las montañas á una elevacion de mas de mil quinientos piés sobre el nivel del mar, es el de los Pedroches, que comprende siete villas habitadas por pastores.

El segundo grupo, colocado en el centro y sobre un ligero promontorio de greda rojiza, está de la otra parte del rio, y encierra la casa consistorial, la iglesia parroquial y el convento de los franciscanos, cuya fachada que mira al este, da sobre una plaza en la que los lados norte y sud se componen de varios edificios, y la parte del este, frontera al convento, de una serie de casas habitadas por los indígenas: estas casas, cada una de las cuales tiene una sola puerta y como de quince á veinte varas de largo, se hallan colocadas sobre la colina en forma de anfiteatro, de suerte que desde el convento se descubre todo cuanto pasa en el interior de ellas.

Al establecimiento de la primera misión nos encontramos con una población que hacen subir á 100.000 almas; hoy, según los últimos datos estadísticos que tenemos á la vista tanto civiles como eclesiásticos, dan el siguiente resultado: Islas habitadas, Guajan, la cual tiene 5.914 almas; Rota, con 352, y Saipan, con 872; advirtiendo, que los habitantes de Rota están haciendo gestiones para trasladarse á Guajan, y los de Saipan en su mayoría son carolinos que los azares de sus guerras y la penuria y miseria los han arrojado de sus islas.

Al penetrar por la portada principal nos hallamos en una inmensa plaza irregular, hacia la cual afluyen cinco ó seis calles, y en cuyo centro se levanta la mas considerable de las dos capillas ó iglesias del establecimiento. Todas las calles están formadas por hileras de casitas perfectamente iguales, ó al ménos muy semejantes, habitadas cada cual por una ó varias beatas ó beguinas.

Al derredor de la capilla y el hospicio se destacan numerosas hospederías, algunas considerables y de bonito aspecto, habitadas por toda una poblacion de señoras nerviosas y gentes enfermizas que van á curarse con sueros, ejercicios y aire puro. No habia ménos de doscientas personas alojadas allí cuando pasamos, y á juzgar por su cordial familiaridad la residencia debia de serles grata.

Las pocas casas que quedaban en pie estaban habitadas por familias pertenecientes á la raza negra. Por lo que hace á las casas de los blancos, todas habían sido destruídas, con una sola excepción, la ocupada por la farmacia "El Dispensario", que no ardio, probablemente, por su sólida construcción de mampostería y ladrillos.