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Actualizado: 20 de junio de 2025


37 Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. 38 El entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Y ella nunca conoció varón.

El señor Ogul está malo, y le ha recetado su médico que coma un basilisco hervido en agua de rosas; y como es animal muy raro, y que solo de las mugeres se dexa coger, ha prometido el señor Ogul que escogerá por su querida esposa á la que le lleve un basilisco: con que así dexádmele buscar; que ya veis lo mucho que yo perderia, si una de mis compañeras ántes que yo le topara.

Debía de ser alguna de las jefas, porque los grupos se espaciaron dejándola avanzar hasta la caja del coche, mientras ella, gesticulando enérgicamente, decía con los brazos en alto: ¡Compañeras, quietas! ¡Chicas, no tiréis! ¡Dejadme hablar... no seáis bestias! Viendo a aquella mujer, la más joven de ambas damas, dio un grito de asombro y de sorpresa, exclamando: ¡Manuela! ¡Yo soy señá duquesa!

Empezó por unirse a unas cuantas señoras nobles amigas suyas que habían establecido asociaciones para socorros domiciliarios, y al poco tiempo Guillermina sobrepujó a sus compañeras. Estas lo hacían por vanidad, a veces de mala gana; aquella trabajaba con ardiente energía, y en esto se le fue la mitad de su legítima.

La muchacha, en su anhelo de ver las Cortes, no se cuidaba de la pérdida de sus compañeras. Suban ustedes a la tribuna pública dijo D. Paco y aguárdenme allí, que voy a preguntar a los porteros. Presentación se aferró a mi brazo, y lejos de hacer peso en él, parecía que me impulsaba y aligeraba, según era su impaciencia y afán de subir pronto.

Y cuando un caballero apuesto y cortés, que saludaba mucha gente a su paso, se acercó, por lo mismo que vivía en esfera social más alta, más que a saludar, a proteger a Sol del Valle, cuando Juan Jerez llegó al fin al lado de la niña, y Lucía Jerez, que era quien de aquella manera la miraba, los vio juntos, cerró los ojos, inclinó la cabeza sobre el hombro como quien se muere; se le puso todo el rostro amarillo; y solo al cabo de algún tiempo, al influjo del aire que agitaban sus compañeras con los abanicos, volvió a abrir los ojos, que parecían turbios, como si hubiera cruzado por su pensamiento un ave negra.

Estoy pensando una cosa, Juan. ¿No os llamáis Juan? ; , señora, Juan me llamo; ¿en qué pensábais? En que me expongo llevándoos al teatro. ¡Que os exponéis! por cierto; allí veréis á mis compañeras. ¡Bah! dijo con desprecio el joven. No seáis fanfarrón; no despreciéis al enemigo antes de conocerle. Me habéis puesto fuera de combate; me habéis hechizado.

Ejercía una autoridad indiscutida en aquella parte del buque donde se reunían sus compañeras, y que las graves damas de a bordo llamaban en voz baja «el rincón de las cocotas». Las amigas la oían como un oráculo cuando solicitaban el apoyo de su experiencia. Todas ellas conocían sus viajes por gran parte del globo, sus audaces travesías en el corazón de América como artista cantante.

Por vida de Preciosita #dijo el padre de Andrés# que bailéis un poco con vuestras compañeras; aquí tengo un doblón de oro de a dos caras, que ninguna es como la vuestra, aunque son de dos reyes. Apenas hubo oído esto la vieja cuando dijo: Ea, niñas, haldas en cinta y dad contento a estos señores.

De vez en cuando, una elegante muchacha se detenía en mitad del atrio para acariciar la carita sucia de un pequeñuelo y preguntar su edad a la madre; sus compañeras la llamaban riendo y en cuanto llegaban al dintel de la iglesia todas tomaban una expresión seria y recogida. Adriana no quiso entrar en seguida.

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