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Actualizado: 9 de julio de 2025


Patente se ve la inmensa popularidad de La Celestina en España, durante el siglo XVI, así, porque de dicha obra se hicieron en aquel siglo cerca de setenta ediciones, como por los raros que son los ejemplares de todas ellas, demostrando que se leyeron mucho, a no ser que se presuma que en tiempos de mayor recato, hipocresía o pureza de costumbres hubieron de destruirse muchos ejemplares de un libro cuyo licencioso desenfado no puede negarse.

La de Ribert y Genoveva han quedado conquistadas como yo... aunque en distinto grado. Hasta Celestina manifiesta alguna indulgencia hacia el señor Baltet. La abuela no habla más que de él, y su nombre sale a cada instante en la conversación... Yo sonrío y me pongo encarnada... Dios mío, qué dichosa soy... Francisca me asombra prodigiosamente.

¿ crees? dije, divertida por los terrores de la buena anciana, cuyo principal título de gloria después del derecho de vestirse de blanco es el haberme recibido en su delantal el día de mi entrada en este valle de lágrimas. Celestina deduce de este alto hecho el derecho de reprenderme en todas las circunstancias notables, y no se priva de ejercerlo.

Y al acompañarnos galantemente hasta la puerta, nos dijo con malicia: Vayan en paz, señoras, vayan en paz... Aquel deseo no debía realizarse, pues apenas entramos en casa, a la abuela le faltó tiempo para dar parte a Celestina del supuesto horror del Papa Inocencio IV por las solteronas. ¡Eso un Papa! exclamó Celestina. Debe de ser, todo lo más, un Papa falso...

El aspecto de Celestina era tan extraño como el de Refugio, y al mismo tiempo tan semejante al de esta, que no se podría fácilmente decir cuál de las dos era la señora. «Lo probable pensó la Bringas sentándose en el primer sillón que se desocupó , es que ninguna de las dos lo sea». La de Sánchez tenía su hermoso cabello en el mayor desorden. No se había peinado aún.

Ni comeré hasta entonces, aunque primero sean los caballos de Febo apacentados en aquellos verdes prados, que suelen cuando ha dado fin á su jornada. Sempronio. Dexa, señor, essos rodeos; dexa essas poesías, que no es habla conveniente la que á todos no es comun, la que pocos entienden. Di: aunque se ponga el sol, y sabrán todos lo que dices." Celestina, acto 8.º

Todas estas bellezas hacen de La Celestina una obra muy superior á cuantas imitaciones le siguieron, y hasta se puede dudar si la iguala el gran Lope de Vega en su Dorotea, imitación también de ella. Si había de elevarse el drama español á grande altura, era preciso que siguiera la senda trazada por los autores de La Celestina.

¿Pero te haces cargo de la hora que es? dijo la de Bringas, recobrando la esperanza. Si vive muy cerca de aquí, en la calle de la Sal... ¿Pero te estás con esa calma? Quia... Tendré tiempo de peinarme. ¡Celestina! Mujer... no tienes tiempo. Refugio se levantó. Rosalía, dando algunos pasos hacia ella, cogió el vestido y lo ahuecó, haciendo ademán de ponérselo...

Creo que es esa una sociedad que no le conviene a usted gran cosa... No respondí por no envenenar la discusión. Celestina es pudibunda hasta el exceso y no ve nada más hermoso en la existencia que poseer el derecho virginal de vestirse de blanco en los días de procesión, a pesar de su cara apergaminada.

, abuela dije en cuanto se fue Celestina, quiero seguir a las solteronas a través de las edades. ¿Ves en ello algún inconveniente? Veo los de hacer un viaje muy fastidioso y de singularizarte de un modo ridículo. Sin embargo, antes de decir si estoy madura para el matrimonio, me gustaría saber si el celibato me tienta definitivamente...

Palabra del Dia

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