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Actualizado: 10 de junio de 2025


Encontrábase don Gil en la sala de San Ignacio vigilando que los topiqueros no hiciesen mucho gasto de azúcar para endulzar las tisanas cuando una mano se posó familiarmente en su hombro y oyó una voz cavernosa que le dijo: ¡Avariento! ¿Dónde está mi mortaja? Volvióse aterrorizado don Gil.

Fuese hacia él, movido de lástima, y le preguntó lo que tenía. «Amigo le dijo Ido con voz cavernosa, mostrando su cara descompuesta , ¿ve usted cómo me tiembla el párpado derecho? Pues es señal de que me estoy poniendo malo... pero no tiene usted idea de lo malo que me pongo».

Se ahogaba; su pecho agitábase con los estertores de una tos cavernosa. El maestro de capilla se aproximó a él alarmado. No hay que asustarse dijo Luna reponiéndose . Es lo de todos los días. Estoy enfermo y no debía hablar tanto. Además, estas cosas me excitan.

No saldrás sino pasando sobre mi cadáver» gritó con cavernosa voz Relimpio, sintiéndose héroe de teatro. Y al decirlo, oprimía contra su pecho la llave para protegerla de un ataque de su enemiga. «Vamos, vamos, que no tengo ganas de bromitas dijo la de Rufete encolerizada . Venga la llave, o la tomaré dondequiera que la encuentre.

Dando una rápida vuelta fue a desplomarse sobre el sofá, poniéndose la mano sobre los ojos y diciendo con voz cavernosa: «¡Qué horrible pesadilla!». Jacinta fue hacia él, le echó los brazos al cuello y le arrulló como se arrulla a los niños cuando se les quiere dormir. Vencido al cabo de su propia excitación, el cerebro del Delfín caía en estúpido embrutecimiento.

Leopoldina Pastor no se asustaba: de morir ella, moriría como Carlota Corday, despachando antes media docena de indecentes, como Marat. Carmen Tagle dio un suspiro, sacó un poquito la lengua y preguntó si aquello dolería mucho. Tan sólo se siente un ligero frescor contestó a lo lejos una voz cavernosa.

Ya sabes que le tengo bien aprendido en la memoria... El hombrazo se revolvió en su banco gruñendo un poco, y dijo al fin, con voz cavernosa y resonante: En ese que llamas pasaporte no hay cosa que me agravie, y puede estamparse siempre a la misma luz del sol: bien lo sabes . ¡Pero cuidado con el retintín! porque hay bocas que hasta el mismo «Credo» de la misa hacen sonar a lo que no es...

Al fin dijo con voz cavernosa: ¡Ah! ¿estás ahí, miserable, engendro del diablo, infame Cosme Aldaba, galopín maldito, envenenador protervo? pues espera, espera, que al fin te tengo en mis manos y frailes franciscos que vengan no te han de valer. Y se arrojó furioso sobre los dos hombres.

A bien que el cinco del mismo palo profetizaba después unión feliz. Todo esto, dicho por la sibila en voz baja y cavernosa, lo escuchaba solamente la bella fregatriz Sabel, que con los brazos cruzados tras la espalda, el color arrebatado, se inclinaba sobre el oráculo, que más parecía provocarla a curiosidad que a regocijo.

La primera dama gastaba una túnica muy larga y comenzaba a llorar desde que subían el telón. El barba hacía de rey y debía morir al fin del acto tercero a manos del mancebo de las décimas: buena voz, potente y cavernosa, como convenía a un rey visigodo.

Palabra del Dia

rigoleto

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