Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de junio de 2025
A bien que el cinco del mismo palo profetizaba después unión feliz. Todo esto, dicho por la sibila en voz baja y cavernosa, lo escuchaba solamente la bella fregatriz Sabel, que con los brazos cruzados tras la espalda, el color arrebatado, se inclinaba sobre el oráculo, que más parecía provocarla a curiosidad que a regocijo.
Como entraron también irreflexivamente Relimpio y Mariano, Botín hizo un gesto de expulsión, diciendo: «No quiero aquí a nadie». «Con permiso...» balbució D. José. Quedáronse solos los dos amantes. Isidora, viéndose en el trance de hacer frente a la tempestad y aun de provocarla, ofreció el pito a Botín, diciéndole con sorna: «Te he feriado. Toma el pito del Santo».
No vino él al hogar con ánimo de provocarla, mas tampoco le parecía razonable ni conforme a su ministerio mirar en calma aquel estado de honda perturbación que le hizo prorrumpir en un momento de ira: «parecéis judíos.» Su entusiasmo religioso era sincero: la conciencia le dijo que, si los azares de la vida le hubiesen colocado junto a gentes extrañas, empecatadas como sus padres y hermanos, habría puesto tenaz empeño en convertirlas, y que mal podía contemplar fríamente la perdición de su propia viña.
Confieso que la Revolución causó muchas víctimas y que aun hoy el mantenimiento da sus reformas exige ciertas precauciones que tal vez parezcan poco humanitarias; pero ¡qué de beneficios nos trajo!... Hace cincuenta años que gobiernan las mujeres, y no ha habido una sola guerra ni asomo de motivo capaz de provocarla en lo futuro.
Ya le apoyaba un dedo en el carrillo, para provocarla a risa; ya remedaba a un lagarto, arrastrando la mano por el cuerpo de la nené arriba, e imitando los culebreos del rabo; ya se fingía encolerizado, espantaba los ojos, hinchaba los carrillos, cerraba los puños y resoplaba fieramente; ya, tomando a la nena en peso, la subía en alto y figuraba dejarla caer de golpe sobre las espigas.
Apuntada por segunda vez esta opinión tan poco favorable al desenvolvimiento psíquico de sus compatriotas y contraria enteramente á la ley de la evolución, Flora se creyó en el caso de dar otro pellizco á Jacinto, aunque más suave que los anteriores, y decirle que era un grandísimo cazurro y que hiciese el favor de no provocarla más.
Y cuando estas tempestades no son metafóricas; cuando real y verdaderamente despliega el mar todas sus furias, y no por excepción, sino constante y diariamente, va educando el mar en los pueblos que le ciñen y sin cesar le hostigan y provocan a desafío, una raza tan entera, tan indomable y tan bravía como los mismos huracanes, cuyo rugido acaricia su sueño; tan áspera como las puntas de la costa, sin cesar invadidas, salpicadas y agrietadas por la deshecha espuma; tan amarga y tan acentuadamente salina en la voz y en los ademanes, como que la comunicaron su penetrante acritud las ondas mismas; tan avezada a mirar la muerte de frente, que ni cabe en su ánimo el temor pueril, ni la alegría insensata, ni el fácil y liviano contentamiento, sino una cierta melancolía resignada, un cierto modo grave, llano y sereno de mirar las cosas de la vida como si fuese palestra continua, en que el brazo se fortifica y se dilata el pecho, y la batalla se acepta cuando viene, sin provocarla estérilmente.
Van a provocarla el parto: tal vez esto la salve. Al día siguiente fue Nogueras quien, al verle, le habló el primero. Eres padre: arriba te guardan un niño las monjas. Su salud es buena y la madre no ha salido mal del parto. Si no quieres que esa segunda edición de tu persona vaya a la Inclusa, recoge pronto al pequeño. Maltrana no experimentó ninguna emoción.
Estaba lavando vasos y esto siguió haciendo sin levantar la cabeza ni dignarse responder una palabra. Velázquez aguardó en vano alguna señal de aquiescencia: como no llegaba, trató de provocarla hablando con animación de su proyecto, pintando un cuadro lisonjero de su dicha futura. Pero la tabernera permaneció impasible y grave, como si nada de lo que estaba escuchando fuese con ella.
Al principio, una contrariedad profunda, un verdadero pánico doméstico se apoderó de su espíritu ante la ocupación inesperada de su vivienda, y perdió mucho tiempo buscando y rebuscando en su memoria el involuntario ademán o la frase imprudente que hubieran podido provocarla. Sólo para él mismo era obscura la razón.
Palabra del Dia
Otros Mirando