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Actualizado: 24 de julio de 2025


Cuando se hizo cargo de lo que pasaba, se entristeció profundamente, mostrose serio lo mismo con su hija que con D. Laureano, andaba cabizbajo y mudo por la casa; pero no se atrevió a adoptar una resolución enérgica. Tan sólo una vez dijo a Concha que no le parecía bien la confianza que había tomado con Romadonga.

Don Juan, sin embargo, se mostraba sombrío, pensativo y cabizbajo. Le preocupaban el recuerdo de Dorotea y la cita que tenía aquella noche con ella en Puerta de Moros. DE CÓMO EL COCINERO MAYOR CONOCIÓ CON DESPECHO QUE NO HABÍAN ACABADO PARA

De pronto, a algunos pasos de distancia, vio a San Nicolás, el taumaturgo. Era un hombrecillo de pelo gris, con pantuflas tártaras muy agudas y una pequeña aureola dorada alrededor de la cabeza. Pomerantzev avanzaba cabizbajo, y el santo también, sin ruido alguno, como si anduviese sobre una espesa alfombra. Durante largo rato, uno y otro guardaron silencio.

Me escapo, me voy al jardín, o a la iglesia, y allí, solita, sin que nadie me vea, lloro y lloro por . A veces creo que estoy sola en el mundo; que nadie me quiere; que ya no piensas en , en tu pobre Linilla.... Pero tengo ratos de alegría, muy dulces, cuando pienso en que me quieres mucho, mucho, y en que estarás taciturno, cabizbajo, melancólico y apesadumbrado por mi separación.

El público del sol, que vio esta maniobra, púsose de pie con airada protesta. ¡Ladrón! ¡Asesino!... Indignábase en nombre del pobre toro, cual si éste no hubiese de morir de todas suertes; amenazaban con el puño al Nacional, como si acabasen de presenciar un crimen, y el banderillero, cabizbajo, acabó por refugiarse detrás de la barrera.

No hubo medio de que rompiese aquel mutismo pavoroso. Salieron, pasaron calles y plazas; él, cabizbajo y anonadado, delante; ella, implacable y rencorosa, detrás; ambos medio muertos, uno de miedo y otro de coraje, hasta llegar a la calle de la Pingarrona.

Otras cosas le preocupaban en aquel momento, más importantes para él. Mientras tanto, su amigo Robledo vagaba cabizbajo por la calle central de la Presa. Venía de su casa y no estaba en ella Torrebianca. La criada le había esperado en vano con el desayuno pronto. ¿Dónde encontrar á este hombre?... En mitad de la calle oyó voces amigas y levantó su rostro.

Y el gentleman permanecía cabizbajo, mirando fijamente su mano, en cuya palma acababa de desarrollarse la tragedia amorosa de su propia vida. Pasó mucho tiempo ... ¡mucho! Ra-Ra, tendido junto al cadáver y abrazado á él, lloraba y lloraba incesantemente.

Algunas hembras tiraban del marido, cabizbajo y con las piernas dobladas después de tres horas de procesión. ¡A casa!... Pero el vacilante «macareno» resistíase con voz que olía a vino. Ejame, mujé. Antes quieo echale una coplita a la Morena.

El mismo pollo malévolo propuso otra cosa peor: si pensaba dar carrera a alguno de sus hijos. Las señoras rechazaron seriamente esta pregunta y fue sustituida por otra. Y de esta suerte prosiguieron hasta que dijo los tres y tres no de rúbrica, y vino cabizbajo a informarse de lo que habían preguntado.

Palabra del Dia

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