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Actualizado: 2 de junio de 2025


Pide de comer dijo Van-Stael . No somos fondistas, señor salvaje; pero si estás en ayunas, puedes comerte esta olutaria. Tomó una de la especie llamada zapatos, y se la arrojó al australiano, que la pilló al vuelo, llevándosela ávidamente a la boca. ¡Qué apetito! exclamó Hans. No hay que maravillarse, sobrino mío.

Instáronme todos para que hablase, mostrándoles que mi razón, como mi cuerpo, se había repuesto de la tremenda crisis. También acudió con cariñosa solicitud a darme alimento la ejemplar D.ª Gregoria, y tomado aquél ávidamente por me sentí muy bien. ¿Había resucitado o había nacido en aquella noche?

La vi escribiendo hoy por más de una hora, en su diario. Puede ser que hallemos la llave del armario... ¿Comprendes? Subieron. El diario estaba allí, sobre la mesita escritorio; Laura había olvidado guardarlo. ¡Qué casualidad divina! exclamó Carmen; y en seguida, ávidamente, se dispuso a leerlo. Adriana se sentó junto a ella, pero sus manos temblaban.

Las rosadas ventanas de su graciosa nariz, aspiraban ávidamente la vida, y sus negros y rasgados ojos, parecían tan capaces de expulsar la melancolía como el gozo, tan fáciles para la ternura como para la tristeza. Su cutis tenía la frescura y el aterciopelado del albérchigo; su boca el carmín de la cereza; sus manos eran diminutas, blancas, mórbidas y venosas; sus pies minúsculos.

En algunos parajes, los troncos están tan juntos que de una á otra ribera no se ve penetrar ni un rayo de sol; del fondo de las hondanadas, los árboles suben como columnas amontonadas para un edificio; luego, al nivel de los bordes, las ramas se extienden ampliamente, cubren la madera con su verdura y se prolongan sobre las tierras cultivadas buscando ávidamente su alimento de aire y de luz.

Fingiendo nada más que complaciente atención, Ventura recogía ávidamente aquellos pormenores mundanos. Luego los repasaba con febril actividad en su imaginación inquieta, donde siempre habían germinado vagos deseos de brillo, caprichos fantásticos, aspiraciones imposibles.

Y todos, los que habían conocido el amor y los que no lo habían conocido jamás suspiraban y bebían vino ávidamente.

Tengo miedo... ¡Bah! iré yo. Adriana se aproximó a la celdilla, fingió entreabrir la cortina, y volvió con una expresión maravillada. ¿Cómo está? le preguntaron. ¡Pelada! Las dos se aproximaron a su vez, caminando de puntillas; el ruedo de sus camisones se estremecía sobre los pies desnudos. Ambas, ávidamente, abrieron la cortina.

Estas exclamaciones le hicieron volver en . Se hizo dar agua, de la cual bebió ávidamente dos grandes tragos, se humedeció la frente y las sienes con el resto, e hizo señas a la ama de llaves para que se alejara. Y entonces, después de haber echado el cerrojo a la puerta, recogió la carta y se puso a leer con voz ahogada y temblorosa: *

Mientras Febrer comía ávidamente, con el buen apetito de la alegría, el muchacho anduvo por la habitación, atisbando con ojos ansiosos, por si podía encontrar aquella carta que había excitado su curiosidad. «NadaLa alegría del señor acabó por contagiarle, y rio también, sin saber de qué, creyéndose obligado a mostrar buen humor, ya que don Jaime estaba contento.

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