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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Y aunque era medianamente sabia y aprovechada discípula de su hermano el conde Enrique, no acertaba a determinar con fijeza a qué alfabeto y lengua aquellos signos y palabras pertenecían. Sospechó, no obstante, que las inscripciones de la tela de seda estaban en sanscrito, lengua que estudiaba con asiduidad y provecho su hermano el conde Enrique.

Pero ya lo era... No había sido sin reñir violentos interiores combates que el marqués se hubiese abandonado a la pasión secreta que la señorita de Sardonne le inspirara; desde el primer día, deslumbrado por su resplandeciente hermosura, interesado por un inmerecido infortunio, púsose con prudencia en guardia contra un sentimiento cuyos peligros preveía; pero su indispensable asiduidad hacia su tía, poniendo casi diariamente a Beatriz ante su vista, habían concluído por derrotar tan sesudos propósitos.

Siempre que el servicio militar lo consentía, el cadete venía á Villabermeja; hablaba por la ventana con la chacha Victoria, y se decían ambos mil ternuras. En las largas ausencias se escribían cartas amorosas cada ocho ó diez días; asiduidad y frecuencia extraordinarias entonces. Esta necesidad de escribir obligó á la chacha Victoria á hacerse letrada.

Pero María Teresa no la escuchaba ya. Sentada delante del fuego, amodorrada por la fatiga y por el calor que le daba la chimenea, le parecía oír distintamente dos voces en su interior: la una acariciadora, inspirada en las mismas ideas de Diana, que la incitaba a alegrarse de la asiduidad de Huberto; la otra, evocando consideraciones de un orden diferente, dominadora, imperiosa, le aconsejaba que esperase antes de decidirse.

La Francia, que se ha visto libre de las prolongadas y eternas luchas que han desolado nuestra España; la Francia, que por otra parte cuenta con la enorme poblacion de 36,000,000 de habitantes y se halla muy bien enclavada en Europa, ha tenido tiempo y brazos suficientes para hermosear su terreno, poblándole como lo está de casas de campo, y cultivar con esmero y asiduidad la tierra que embellece los términos, acrecienta la riqueza pública, da ocupacion á sus moradores y adelanta el progreso público.

Después se vio rodeada por aquellas amigas de última hora, Marcela Peñarrubia, Enriqueta Atienza, Rosita León y sus respectivos amantes que la asistían y la mimaban con asiduidad conmovedora. Pero en cuanto pudo salir a la calle fue a casa de Visita resuelta a enterarse adónde había ido su marido y correr a pedirle perdón. En ver a Clara y Tristán no soñaba siquiera.

Ahora se encuentra en París; M. de Larnaud, excelente sujeto, de ingenio distinguido, vive en el mismo hotel y es íntimo amigo de mi cuñado, quien acaba de recibir una carta confidencial de su amigo Larnaud, en la que se le advierte que su sobrino está en peligro, porque, arrastrado por sus amigos, se deja dominar por la pasión del juego; que pasa las noches en casa de M. Livry, casa en la cual puede perder fácilmente toda su fortuna, que si bien es cierto trabaja la mayor parte del día con gran asiduidad, el cansancio del estudio y el poco dormir pueden quebrantar su salud, si no lo alejan de París a todo trance.

La pobre Concha cayó en sus brazos por generosa y amante, no por interesada. Fue una luna de miel. Romadonga, en la alegría de su conquista, se dejó arrastrar a mil delicadas atenciones, demostrando cerca de ella una asiduidad que rara vez había tenido con otras. Iba a su casa dos o tres veces al día; apenas salía de allí.

Por todas partes se cruzan las acequias, en una red inteligentemente preparada, para la irrigacion de los campos; el obrero trabaja con laboriosa asiduidad aún en medio de los depósitos de nieve que salpican de trecho en trecho los setos de las llanuras y blanquean bajo la sombra oscura de los pinos y abetos; innumerables quintas y casas campestres de construccion pintoresca y caprichosa, se destacan en todos sentidos de entre los grupos de pinos enanos y los jardines y huertos; los puentes, los caminos vecinales, los pequeños diques de irrigacion, las fábricas y los rediles se multiplican hasta lo infinito, dándole al inmenso cuadro los mas graciosos contornos; y de tiempo en tiempo se alcanza á ver el grupo encantador de las casas de alguna pequeña ciudad, dominada por las altas torres de las iglesias, católicas y protestantes, miéntras que atras oscurece la perspectiva el ancho lomo de alguna colina cubierta de negros pinos repartidos en interminables callejuelas sombrías, ó brilla á la luz momentánea del sol algun pequeño rio de graciosa configuracion.

Al fin era un joven guapo y de buena casa. En su cinismo de viejo acostumbrado a las fáciles conquistas del arrabal, guiñaba sus ojos maliciosamente, creyendo que Rafael había conseguido un triunfo completo en la casa azul. Sólo así podía explicarse su asiduidad en las visitas, la mansa rebeldía a la autoridad maternal.

Palabra del Dia

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