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Actualizado: 29 de julio de 2025


Un aldeano que toma el gusto a los ochavos y sueña con trocarlos en plata para convertir después la plata en oro, es la bestia más innoble que puede imaginarse; porque tiene todas las malicias y sutilezas del hombre y una sequedad de sentimientos que espanta. Su alma se va condensando, hasta no ser más que un graduador de cantidades.

No creas; yo, aquí donde me ves, soy un aldeano; juego a los bolos que ya ya.... Petra se detuvo y se volvió para ver a don Fermín que hacía el ademán de arrojar una bola de roble por la cóncava bolera adelante.... Rió la doncella y continuando la marcha, dijo: No, que es usted fuerte no necesita decirlo: bien a la vista está. Callaron otra vez.

¿Usted está seguro de que tiene... querido? Como de que ahora es de día. ¿Y de que el querido es un mozo aldeano? señora: un rapaz guapo por cierto; el que toca la gaita en las fiestas de Naya y en todas partes. Le he visto venir aquí mil veces, el año pasado, y... andaban juntos. Es más: me consta que trataban de sacar los papeles para casarse. señora: me consta. Ya ve usted que....

¡Manjadero! ¡manjadero! masculló el aldeano con mal humor. Otros hay tan manjaderos; pero como tienen dinero no hay quien se lo llame. Y dejó caer de nuevo sus formidables espaldas en el sillón, estiró las patas y cerró los ojos para roncar. Los jugadores levantaron la vista hacia don Pedro con sorpresa e inquietud.

Me acuerdo de verte pasar por delante de casa con el cartapacio de cuero colgado al cuello. ¿No teníais la escuela en el atrio de la iglesia?... , ; lo recuerdo perfectamente. El maestro era un aldeano bastante bárbaro. Mi madre reñía con él algunas veces por lo mucho que os maltrataba. eras muy guapo de chico, pero también muy travieso.

Después de tanto hacerse esperar llegó el Magistral. Las hijas de Guimarán le llevaron en triunfo junto a su padre. De Pas parecía un santo bajado del cielo; una alegría de arcángel satisfecho brillaba en su rostro hermoso, fuerte en que había reflejos de una juventud de aldeano robusto y fino de facciones; era la juventud de la pasión, rozagante en aquel momento.

El aldeano bajó la cabeza, volvió á cambiar de postura, y sin cesar de mirar al sombrero, continuó, al cabo de un rato y tartamudeando: Yo, señor, pa decirlo de una vez ... porque ello es justo, ¡canario!, justo como la ley de Dios, vengo á que usté me pague, ó á que nombre por su cuenta el tasador. El forastero dió un salto en la silla.

Cuando al día siguiente se despertó el madrileño, su primer recuerdo fué para el aldeano; y, en su consecuencia, la primera pregunta á su amigo, en estos términos: ¿Le entregaron el dinero? No contestó el mayorazgo. Caramba, lo siento mucho.... Bah..., no te apures ... y, por de pronto, lee este papelito que me ha entregado para ti el alguacil del concejo.

Señor contestó el aldeano, yo quisiera que se nombrase una presona que fuera á reconocer el daño, y que le tasara. No esta mal pensado.... Pero ¿contra quién va usted á reclamar? De modo y manera es que ... la paré bien tiesa se estaba.... ..., hasta que se cayó. De modo es que, si no la hubieran aboticao... . Luego, ¿se sabe quién la tiró?... Paece ser que hubo testigos....

Oyeron en seguida el golpe de los talones del aldeano al echarse fuera de la cama. Rosa, que apretaba convulsivamente la mano de Andrés conteniendo el aliento, al sentirlo se estremeció fuertemente y exclamó con angustiada voz: ¡Madre del alma, que va a ser de ! Y ambos por un movimiento súbito se levantaron del escaño y dieron algunos pasos hacia la puerta.

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