United States or Malta ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aguardaron todavía algunos minutos y cuando observaron que la lluvia cedía un poco se lanzaron fuera del techado y á paso rápido llegaron al Campo de la Bolera, atravesaron el riachuelo sobre el puente de madera y comenzaron á subir por el retorcido y pintoresco sendero que conducía á Canzana. ¡No se fatigaba, no, aquella gallarda pareja por lo agrio de la cuesta!

Allá en la romería, á espaldas de la iglesia, los de Lorío, después de provocar con pesadas palabras y acciones groseras la cólera de los de Entralgo, habían logrado al cabo despertarla. Sin considerar su inferioridad numérica, pues muchos de los combatientes habían bajado ya á la Bolera, se precipitaron á la lucha. La desesperación les prestó una fuerza incontrastable.

Martinán, henchido de orgullo y regodeándose anticipadamente con la derrota de aquellos bobalicones, iba á proseguir y cerrar su victorioso sorites, cuando de pronto se abre con estrépito la puerta que daba á la Bolera y aparece Bartolo, el hijo belicoso de la tía Jeroma, con el rostro espantosamente pálido, sin garrote en las manos y sin montera en la cabeza.

El Céfiro, recordando los encantos de su esposa inmortal que llevaba el mismo nombre, cree verlos reproducidos y se estremece de gozo, tiembla en sus labios, acaricia con suavidad sus mejillas tersas, se introduce entre sus rizos negros y los agita blandamente sobre la frente. Al desembocar en el Campo de la Bolera, cuyo borde lame el riachuelo de Villoria, tiene un encuentro.

Salió sola de casa, llegó al Campo de la Bolera, salvó el puente de madera echado sobre el riachuelo y comenzó á ascender lentamente el sendero de la montaña. Su fisonomía serena, impasible no denotaba la agitación que en su alma reinaba. Jamás había soñado en tomar la resolución que ahora estaba realizando. Cuando aquel bandido la engañó, su orgullo padeció aún más que el corazón.

El lagar estaba allí próximo: una de sus puertas se abría sobre la pomarada; la otra sobre el Campo de la Bolera, donde en aquel instante se celebraba parte de la romería. Y cuando llegaron los postres, el joven Antero se levantó con la copa en la mano y habló de esta manera: Amaneció al cabo el día por nosotros tan ansiado, el día de que nuestro valle salga de su profundo y secular letargo.

En vez de seguir el mismo camino y pasar á Entralgo por el puente del campo de la Bolera, Demetria bajó al río, lo atravesó por unas grandes piedras pasaderas que debajo de Cerezangos hay y siguió la margen derecha hasta dar pronto en la iglesia de Entralgo. Empujó con mano trémula la puerta y entró. Se hallaba el templo solitario en aquella hora.

Los novios se alzaron de la mesa y seguidos de los comensales salieron al campo de la Bolera. Fueron recibidos con estruendosos vivas. Una muchedumbre se apiñó en torno de ellos. Todos querían hablarles y apretarles la mano.

Su montera puntiaguda se alzaba sobre las demás semejante á una nube que avanza cargada de rayos por el firmamento. Cruzaron el puente sobre el riachuelo de Villoria, entraron en el Campo de la Bolera, pero en vez de atravesar el pueblo saltaron las tapias de la pomarada de D. Félix y salieron por el extremo opuesto, en el camino ya de Lorío.

El sol bañaba por completo la aldea; se derramaba por el césped ocupándose en deshacer las gotas de rocío; brillaba rojo en los tejados; penetraba en las copas de los árboles trasformándolos en enormes globos de trasparente esmeralda. ¡Allá va Flora! El camino estrecho que conduce desde la casa de D. Félix á la Bolera, tapizado por entrambos lados de zarzamora, está solitario.