United States or Tonga ? Vote for the TOP Country of the Week !


Estuvo con un humor de mil diablos todo el Jueves y Viernes Santo. El Sábado, a poco de entrar en la oficina, le llamó Villalonga a su despacho. Rubín se dirigió allá palpitante de emoción. «¡Dios! se decía ; ¿será para darme la secretaría? ¡Qué cuña, si no es para esto, qué cuña, ya no aguanto más! En cuanto salga del despacho del jefe, me levanto la tapa de los sesos, como hay Dios.

Juan le hizo muchas caricias, besos por aquí y allí, en el cuello y en las manos, en las orejas y en la coronilla; besos en un codo y en la barba, acompañados del lenguaje más finamente tierno que se podría imaginar. «No aguanto más, no puedo aguantar más» era lo único que ella decía con angustioso hipo, mojándole a él la cara y las manos con tanta y tanta lágrima. No podía tener consuelo.

Un brindis vino a salvarme entonces; pude levantarme, y al darme vuelta descubrí un grupito limitado, pero escogido... botellas de jerez que el viejo había escondido detrás de una cortina... Substraje dos sutilmente, y, sin más demora, me puse a la tarea de ingurgitar coraje. La cosa tardaba en llegar, porque yo aguanto bien el vino, señores; pero, en fin, llegaba.

Gritó, pateó, le arrojó la sortija a los pies y con ella todos los regalos que le había hecho antes. ¿Qué se había creído el tío silbante? ¿que ella era una tal y una cual? ¡Anda, que se había llevado buen chasco! Sortijitas a ella, ¿eh? Ya vería lo que lograba con sus alhajas... Romadonga aguantó a pie firme y con bastante calma el chubasco.

Caído al fondo de una grieta, de la cual le era imposible salir, el cretino no se había fatigado en inútiles esfuerzos: esperó con paciencia, pateando el suelo para conservar el calor animal y así se aguantó toda la tarde y toda la noche y toda la mitad del día siguiente. Oyó entonces llamarle por su nombre á los que le buscaban, contestó, y en seguida lo sacaron de la sima.

¡Pero chico, si la das con la badila la matas! ¡Que la mate, recontra! ¿Para qué sirve en el mundo esa puerca? ¡Siempre metiéndose donde no la llaman! ¡Caciplándolo todo! ¡Metiendo las narizotas en las cosas de sus hermanos!... ¡Ya no la aguanto más, recontra!

Entendámonos, señor Guimarán, si usted quiere examinarme... ¡sepa usted que yo... no aguanto ancas!... No se trata aquí de la grupa de nadie... sino de que usted pruebe la infali.... ¿La infalibidad? , señor... la infalibilidad... la in... fa... li... bi... li.... ¡Oiga usted, señor don Pompeyo, que a las canas no me asustan! y si usted se burla, yo hago la cuestión personal....

Primero Frasquita rogó, suplicó y lloró, mientras don Quintín aguantó, cruzado de brazos, jurando y perjurando que el origen de aquello debía de ser una broma pesada de algún mal intencionado; por último, exasperada la esposa, empuñó un formón viejo que servía para desclavar cajones, y amenazó enérgicamente a su marido, diciéndole: ¡Te mato cuando estés durmiendo, y luego me mato yo! ¡Vamos a salir en los papeles!

Si yo puedo ayudaros... propuso Roger. Bastante tenéis que hacer con cuidar vuestra averiada cabeza, ó lo que de ella os queda gracias al capacete que aguantó lo mejor del golpe.

Yo la he respondido que mejor quiero sufrir y callar. Más padeció nuestro Señor sin quejarse. Pues yo dijo don Modesto no aguanto que nadie se burle de y mucho menos de usted. Lo mejor será continuó Rosa acreditar con nuestra paciencia que somos buenos cristianos, y con nuestra indiferencia, el poco caso que hacemos de los juicios del mundo.