Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 19 de mayo de 2025


Cuando llegó el momento de matar su segundo toro, estos pensamientos le infundieron un tranquilo valor. ¡Con él no acababa ningún animal! Haría cuanto pudiese para no ponerse al alcance de sus cuernos. Al ir hacia la fiera tuvo el mismo gesto arrogante de sus grandes tardes: «¡Fuera too er mundoLa muchedumbre se agitó con un murmullo de satisfacción.

Un estremecimiento de horror agitó a los notables de Sarrió. Quedáronse pálidos como si se les hubiese aparejado ya a todos aquel espantoso tormento. La quinta de las Aceñas estaba a una legua de la villa, en la soledad de un bosque de pinos; pero nadie tuvo esto en cuenta.

Pues sea; me embarco con vos; agito con vos el cascabel de la locura: cometo la primera tontería de que tengo memoria: Cervantes, á quien Dios perdone sus pecados, creyó haber muerto con su Ingenioso Hidalgo don Quijote á los caballeros andantes; pero se engañó, porque aquí estamos dos. Vos porque tenéis ojos, y yo porque tengo corazón y agradecimiento. ¡Agradecimiento!

Watson se llevó una mano á los ojos, restregándoselos para ver mejor. ¡Falsas ilusiones de la noche! Luego agitó sus dedos sobre el papel, como si lo abanicase para ahuyentar el engañoso panorama, y reapareció el trazado de los canales, con sus líneas rojas y azules.

Anduvo calles y más calles, retrocedió, dio vueltas a esta y la otra manzana, y la dama nocturna no parecía. Mayor desconsuelo no sintió en su vida. Si la encontrara era capaz hasta de hablarle y decirle algún amoroso atrevimiento. Se agitó tanto en aquel paseo vagabundo, que a las once ya no se podía tener en pie, y se arrimaba a las paredes para descansar un rato.

Hablamos un largo rato y convinimos en que mañana volvería para recibir mis últimas disposiciones. Salvador se agitó en su silla protestando: Pero, Dios mío, acabará usted por matarse con esa ansiedad.

Avanzó hasta el coche de alquiler que esperaba fuera de la verja. Antes de subir á él, se volvió para afirmar con un tono de graciosa amenaza: Si no vienes, no me verás más. Creeré que deseas romper conmigo, que me encuentras molesta y antipática... Te espero. Agitó una mano á guisa de despedida, mientras el carruaje se iba alejando. ¡Ya era hora! exclamó Miguel al verse solo.

, tenéis todos los gustos que pueden detener a un hombre en su casa... y vivís... en el círculo... ¡Dios, mío! ¡Vaya! dijo el señor de Lerne. Señor Jacobo replicó Juana, cuyo abanico se agitó violentamente. ¿Señora? ¿Os voy a parecer muy indiscreta? ¡Soy tan indulgente!... Vuestra madre desea veros casado. Me lo figuro, señora. ¿Y vos no lo queréis? No, señora, absolutamente.

Esto fué lo único que Caragòl pudo ver claramente, y rompió á aplaudir con una alegría infantil. Luego agitó en alto su sombrero de palma. «¡Viva el Santo Cristo del Grao!...» Otros proyectiles fueron cayendo en torno del Mare nostrum, salpicándolo con sus enormes surtidores de espuma. De pronto tembló de popa á proa: se estremecieron sus planchas con una vibración de estallido.

Y, libre como el águila del cielo, Podré cruzar los mares, cual me ordenas. Dame, ¡oh! musa, tu voz, dame tu acento para cantar al héroe sin segundo, cuyo nombre feliz susurra el viento de la apartada Iberia al Nuevo Mundo... De tu gloria en el piélago infinito se pierde el alma mía; y aunque mis alas débiles agito por abarcar tu colosal recuerdo, cuanto más lo investigo, más me pierdo.

Palabra del Dia

ancona

Otros Mirando