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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Azorín ha dicho: Pepita, me marcho. Pepita se ha vuelto sobresaltada y ha exclamado: ¡Ay, Azorín! ¿Usted se marcha? Y le ha mirado fijamente con sus anchos ojos azules. Parecía que con su mirada le acariciaba y le decía mil cosas sutiles que Azorín no podría explicar aunque quisiera. Cuando oímos una música deliciosa, ¿podemos expresar lo que nos dice?

Además, estaba enterado de lo que acariciaba el conde con una mano oculta mientras continuaba su lectura. Al sufrir sin interrupción varios días de pérdida, Lewis se mostraba suplicante: Conde, my dear conde, ¡si quisiera usted prestarme el rosario de Satán!... El sabio personaje parecía dudar.

Guardaba y acariciaba el secreto de su amor naciente, como un avaro guarda y acaricia las primeras monedas de su tesoro... El día en que viera claro en su corazón, el día en que estuviera segura de amarlo, ¡ah! ¡entonces le hablaría a Zuzie, y sería feliz contándoselo todo!... Madama Scott acabó por atribuirse el honor de la melancolía de Juan, que de día en día tomaba un carácter más marcado.

Vió con la imaginación la plácida vida de la estancia, los juegos de la chiquillería rubia, que él acariciaba á espaldas del abuelo, antes de que naciese Julio. Durante unos años había dedicado á sus sobrinos todo su amor, desorientado por la tardanza de un hijo propio. De buena fe se conmovió al pensar en la desesperación de Karl.

Le había cogido una mano y se la apretaba y acariciaba con intermitencias nerviosas. De vez en cuando la llevaba a los labios y se la besaba con fuerza. Doña Paula la miraba con enternecimiento y sonreía gozándose en la felicidad que inundaba el corazón de su hija. El reloj del comedor vibró, dando las doce y media. Gonzalo levantóse apresuradamente. ¡Oh, qué tarde! ¿Qué dirá don Rosendo?

Maquinalmente, al llegar a la entrada de la calle estrecha de San Efrén bajó una mano para recoger el vestido que se iba manchando de barro, y al hacerlo aflojáronse sus dedos y dejó de apretar la carta, cuyo satinado papel le acariciaba las falanges.... Al cruzar la travesía del Puerto, su cabeza pareció despejarse, y vio el escaparate de la tercena y el buzón, con las fauces abiertas, como voceando «aquí estoy yo». Amparo soltó el vestido y sacó de debajo del mantón la mano derecha y la misiva.... Detúvose antes de alzar el brazo.

Luego, enseñó Rafael la otra joya del cortijo: un palo largo rematado por un embudo de hierro, cuyos bordes entrantes y salientes daban la idea vaga de un dibujo. Era la marca de la ganadería, ¡el hierro!, y había que ver con qué respeto lo acariciaba Rafael. Una cruz sobre una media luna formaban la señal que llevaba en sus flancos todo el ganado de Matanzuela.

Otras veces, embriagándose de esperanzas, acariciaba proyectos, y soñando juntamente con lo porvenir y lo pasado, le parecía que las lágrimas que le resbalaban desde las mejillas a los labios, tenían el sabor dulcísimo de los besos perdidos. ¡La deshonra! ¿Qué le importaba? ¿Ni a qué echar de menos el encanto de la doncellez jamás había de sentir no poder ofrecérselo a otro hombre?... ¡Qué días tan largos! ¡Qué noches tan tristes!

Las medio rotas eran las menguadas, Las sanas las felices, y con esto Eran todas en todo apresuradas. Apolo luego con alegre gesto Abrazó á los soldados, que esperaba Para la alta ocasion que se ha propuesto. Y no de un mismo modo acariciaba A todos, porque alguna diferiencia Hacia con los que él mas se alegraba.

Mi disgusto llegó a la desesperación cuando vi que Marcial venía a casa y que con él iba mi amo a bordo, aunque no para embarcarse definitivamente; y cuando esto ocurría, y cuando mi alma atribulada acariciaba aún la débil esperanza de formar parte de aquella expedición, Doña Flora se empeñó en llevarme a pasear a la alameda, y también al Carmen a rezar vísperas.

Palabra del Dia

rigoleto

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