United States or Fiji ? Vote for the TOP Country of the Week !


»Rogando a usted que me dispense tan larga misiva, suplícole que acepte la expresión de mis respetos. »JUAN DORMAL, »Capitán de ArtilleríaCuando Genoveva terminó la lectura, nos quedamos todas en silencio. Francisca mordisqueaba la punta del pañuelo y columpiaba un pie puesto sobre el otro. Yo me reía en mis adentros de su evidente disgusto.

Arrojé al suelo la carta con desprecio, lo que hizo reír a Flavia, que me presentó la segunda misiva. Ignoro quién me la envía dijo. Léela. Un momento me bastó para saber quién había trazado aquellas líneas.

La fecunda, diabólica fantasía de Amalia se puso a inventar tormentos con que saciar el odio que la devoraba. Necesitaba ver sufrir. Josefina fue enviada descalza abajo con una misiva escrita en lápiz para Concha. El papel decía: «Concha, ahí te envío a esa picaruela. Castígala como mejor te parezcaAmalia había adivinado, en su doncella, al verdugo.

Pero aquí está la misiva que debo llevar al barón de Morel, limpios quedan los platos y seco el jarro; hora es ya de ponernos en camino. te vienes conmigo, Tristán, y cuanto al barbilindo ¿á dónde dijiste que ibas? Á Munster. ¡Ah, !

Apenas de vuelta en el castillo, entregó Pedro a la huérfana, que se preparaba para la comida, la misiva de la señora de Aymaret; leyóla aquélla de prisa y no vio al pronto en su contenido nada de extraordinario, nada que pudiera distinguirla de esa correspondencia trivial que casi diariamente cruzaba con su amiga.

Iba camino de la casa del Magistral con la misiva y pensaba: «Lo que yo me temía, a pares; los tiene a pares; uno diablo y otro santo. ¡Así en la tierra como en el cielo!». «Y por contera, le engañaba, le decía que estaba enferma para excusar el verle... ¡le tenía miedo!... y hasta el estilo dulce, casi cariñoso de la carta era traidor... ¡aquello no era digno de ella!

¡Oh!... ¡qué fastidio!... ¡qué fastidio! añadió Pedro ocupando con cierta extraña torpeza el asiento que le ofrecían, con torpeza tal que se le cayó el anteojo de teatro, recogiéndolo con risas tan exageradas que chocaron a aquéllas damas . Estaba encargado de trasmitirle una misiva... una misiva... a ese buen Jacques... pero no dudo de que la señora Fabrice tendrá a bien servirme de intermediaria... y naturalmente obtendrá de su marido cuanto le pida...

Y ella, tan sin artificios ni dobleces, imaginó en seguida un medio fácil y seguro de hacer llegar su misiva a las manos del médico. Era un sábado, y doña Rebeca daba algunas limosnas en ese día, por vieja rutina de la casa. Solía la niña repartirlas, y tenía un pobre favorito muy socorrido por ella en sus prósperos días de Luzmela. Aguardóle, y, con misterio, le dió su papel para Salvador.

Latía mi corazón con violencia inusitada y comparábame con la Lauzun, Richelieu y Lovelace. Como ya te he dicho antes, comenzaba a anochecer. Mi vecina se acercó a la ventana como queriendo averiguar de dónde podían haber arrojado la misiva, y luego se dispuso a leerla. Entonces creí llegada la ocasión de darme a ver, y a mi vez me asomé yo a mi ventana.

Volvió la hoja don Quijote y dijo: -Esto es prosa, y parece carta. ¿Carta misiva, señor? -preguntó Sancho. -En el principio no parece sino de amores -respondió don Quijote. -Pues lea vuestra merced alto -dijo Sancho-, que gusto mucho destas cosas de amores. -Que me place -dijo don Quijote.