United States or Syria ? Vote for the TOP Country of the Week !


La adoración de la rosquilla formada con los dedos no la mortificó tanto como otros días. El gusto de conjurar aquel gran peligro y de librarse de acreedor tan antipático, no le permitía fijarse en exterioridades más o menos cargantes. Abreviando la sesión lo más posible, se despidió. ¡Las humillaciones de aquel día la tenían tan nerviosa...!

Por último, como estaba molido de tanto andar, velar y rabiar, y sentía en lo exterior el calor del sol y en lo interior el calor del lomo y de la rosquilla, a pesar de su enorme pesadumbre, fue vencido por el sueño y se confortó durmiendo profundamente la siesta, durante la cual sus desventuras y sus penas se diría que se habían sumergido en aquel arroyo como si fuese el Leteo.

Rosalía suplicó con más vehemencia que el día anterior, y Torquemada negaba y negaba y negaba, acentuando su crueldad con la pavorosa aparición de la rosquilla en el espacio comprendido entre las miradas de los dos interlocutores. La Pipaón confió a las lágrimas lo que no habían podido conseguir los suspiros.

Volvió á aparecer la rosquilla, acompañada de estas graves palabras: «Les voy á dar los tres mil reales, y se los voy á dar ahora mismo... pero no es eso lo más gordo, sino que se los voy á dar sin intereses.... Qué tal, ¿es esto rasgo ó no es rasgo? D. Francisco exclamó Isidora con efusión, déjeme que le un abrazo.

D. Marcelino se empeñó en que se apeasen para descansar un poco y tomar algún refresco, pero el señor conde se negó completamente, y D.ª Feliciana entonces salió con una bandeja de dulces y unas copas de Jerez á la calle. El señor conde no quiso probar nada: la señora condesa tomó una rosquilla de Santa Clara, y pidió después un vaso de agua.

Acompañaba sus fatigosos discursos de una lenta elevación del brazo derecho, formando con los dedos índice y pulgar una especie de rosquilla para ponérsela a su interlocutor delante de los ojos, como un objeto de veneración. La visita fue breve.

Nepomuceno bebía también su copita de Jerez llena de migas de rosquilla de yema, y callaba; como si no estuviera en sus atribuciones fijarse en las tonterías de su sobrina, que, desde que había vuelto a darse de alta, hacía la loquilla y la muchacha y se permitía unas bromitas y unas alusiones alarmantes, de que él no quería hacerse cargo por ahora.

Y haciendo con los dedos pulgar é índice una perfecta rosquilla, se la presentó á Isidora, y prosiguió así: «No si podré disponer de los tres mil reales en el momento. De todos modos, me parece que podrían ustedes arreglarse con menos. Piénselo bien, y ajuste sus cuentas.

Se glasea rosquilla por rosquilla con dicho azúcar, colocándolas encima de una rejilla de alambre a escurrir; cuando están frías se despegan. ROSQUILLAS DE YEMA. Se bate bien una docena de yemas con una taza de aceite y media libra de azúcar, se va echando harina y trabajándola mucho, hasta que esté en su punto, y entonces se hacen las rosquillas y se meten al horno.

Pero al pensar esto, figurábase ver al señor de Torquemada exponiendo a D. Francisco, con la rosquilla por delante, la obligación de satisfacer la deuda; representábase luego al irritado esposo... No, con todo el poder de su imaginación, no podía representarse la noble ira de aquel santo hombre tan enemigo de enredos. «Antes que eso concluyó por decir , todo, todo, incluso que esta frutilla temprana me pisotee... Yo sola paso la vergüenza; nadie me lo sabe y ni nadie me lo ha de sacar a la cara».