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Es cierto que Pereda no rehuye jamás la expresión valiente y pintoresca, por áspera y disonante que en un salón parezca, ni se asusta de la miseria material, ni teme penetrar en la taberna y palpar los andrajos y las llagas; pero basta abrir cualquiera de sus libros para convencerse de que corre por su alma una vena inagotable de pasión fresca, espontánea y humana, y que sabe y siente como pocos todo género de delicadezas morales y literarias, y que acierta a encontrar tesoros de poesía hasta en lo que parece más miserable y abyecto.

Que Pereda emplea procedimientos naturalistas, es innegable; que se va siempre tras de lo individual y concreto, también es exacto; que enamorado de los detalles, los persigue siempre, y los trata como lo principal de su arte, a la vista está de cualquiera que abra sus libros; que en la descripción y en el diálogo se aventaja más que en la invención y en la composición, es consecuencia forzosa de su temperamento artístico; que no rehuye la pintura de nada verdadero y humano, y, finalmente, que ha vigorizado su lengua con la lengua del pueblo, también es verdad y para honra suya debe decirse.

Lee todavía con delirio a los escritores ardientes, y en las novelas simpatiza sin vacilar con las heroínas culpables; pero generalmente rehuye la sola suposición de una relación ilícita en la vida misma. Para esta resignada y piadosa criatura, el pecado es un fantasma sombrío que la asusta. Es preciso que concurran circunstancias singularmente favorables para que de pronto lo arrostre.

La actriz inglesa Cristina Nilsson, dice: «No son artistas los que pretenden ignorar esa hiperestesia dolorosa que precede á los «débuts». Son contados los artistas que, como el malogrado Antonio Perrín, conservan, en medio de la sobresaltada emoción general, el amistoso buen humor de su sangre fría. Vico, en los entreactos, permanecía absorto. María Tubau rehuye toda conversación.

A la vista salta que la naturaleza y la realidad no son en el sistema de Zola y sus discípulos más que un par de testaferros, tras de los cuales se oculta un romanticismo enfermizo, caduco y de mala ley, donde, por sibaritismo de estilo, se rehuye la expresión natural, que suele ser noble, y se persigue con pésima delectación y artificio visible la expresión más violenta y torcida, por imaginar los autores que tiene más color. ¡Y cuánto suelen engañarse!

Por las mismas razones Alemania no querrá aventurarse, y porque un desequilibrio de sus fuerzas y una guerra en países lejanos hacen peligrar su existencia en el continente; así vemos que su actitud, tanto en el Pacífico como en África, se limita á conquistar fáciles territorios que no pertenecen á nadie. Alemania rehuye toda complicación exterior.

Es la yanqui, la señora que come cerca de nuestra mesa murmuró Isidro . Habla con poca gente; apenas se saluda con algunas viejas de a bordo; rehúye el trato de los demás... Yo soy el único hombre con quien cambia el saludo, pero cuando intento hablarla finge que no me entiende... Y sin embargo, adivino en ella un carácter alegre y varonil: debe ser un agradable compañero; no hay más que ver con qué gracia sonríe. ¡Qué hoyuelos tan cucos se le forman junto a la boca!, ¡cómo se le aterciopelan los ojos!... Pero no hay confianza todavía entre las gentes de a bordo; parece que estamos todos de visita.

En cuanto le ha visto, le ha adivinado el mal. Pero, claro, es un mal en que él no puede hacer nada. En los ojitos apagados de misía Melchora tiemblan dos lágrimas. ¿Y ella? preguntó. Pues ahí está el cuento. No le ha desairado del todo. Pero no le hace tanto caso como al principio. Ahora parece que le rehuye. ¿Qué pretenderá esa niña? No tiene en qué caerse muerta y...

No se emplea casi nunca respondió la Fontane. Existe, por otra parte, el contraste de la independiente, y es la joven a quien todo asusta, la que teme las responsabilidades del matrimonio y rehuye la carga de almas que ese estado lleva consigo. ¡Qué valentía! exclamó Genoveva riendo. Eso huele a las Cruzadas, ¿eh, Petra? Petra se encogió de hombros amablemente sin decir nada.