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El antiguo simulacro de justicia, la santa residencia ha desaparecido; principia el caos en la conciencia; el afecto que se demuestra por un Gobernador general, como La Torre, se convierte en crimen en el gobierno del sucesor, y basta para que el ciudadano pierda su libertad y su hogar; si se obedece lo que un jefe manda, como en la reciente cuestión de la entrada de los cadáveres en las iglesias, es suficiente para que después el obediente subdito sea vejado y perseguido por todos los medios posibles; los deberes, los impuestos y las contribuciones aumentan, sin que por eso los derechos, los privilegios y las libertades aumenten ó se aseguren los pocos existentes; un régimen de continuo terror y zozobra agita los ánimos, régimen peor que una era de disturbios, pues los temores que la imaginación crea suelen ser superiores á los de la realidad; el país está pobre; la crisis pecuniaria que atraviesa es grande, y todo el mundo señala con los dedos á las personas que causan el mal, ¡y nadie sin embargo se atreve á poner sobre ellas las manos!

7.o Que deben ser dotados competentemente, y con una pequeña diferencia en el sueldo en la escala establecida; pues sus funciones, siendo iguales, debe haber la mayor posible igualdad en las recompensas, y debe prohibírseles: 1.o todo trato, granjería ó comercio, bajo graves penas, que se deben detallar y ser efectivas en su caso: 2.o que no perciban honorarios de ninguna clase, pues pagados por el Gobierno para administrar justicia, no deben tener otra remuneracion pecuniaria que su sueldo, y saber que su buen porte y celo por el servicio les remunerará con los ascensos que les correspondan.

He sabido también, que la casa Aubry estaba mal preparada para soportar semejante choque; el señor Aubry es menos industrial que artista; parece que el año pasado ha gastado sumas enormes en ensayos. Este terrible suceso lo sorprende, pues, en plena dificultad pecuniaria. He ahí cuál es su situación. Como ves, no es brillante. ¿Y qué puedo hacer?

La ley ofrece una recompensa pecuniaria, y en otros casos una mencion honorífica, al conductor de un carruaje público que presente en las oficinas de la policía los objetos olvidados en su carruaje. Los objetos devueltos en este año suman un valor de 43.000 duros.

Porque si han tenido algo que ver con él en cosa de más cuenta; si le han ido á pedir socorro en las pataletas de la agonía pecuniaria, más les valiera encomendarse á Dios y dejarse morir.

Significan lo siguiente; y cuidado que no hablo de memoria, sino por experiencia. Si el objeto olvidado no valia la pena de que la policía premiase al cochero honrado, el cochero honrado hizo noche de aquel objeto. Si el objeto valia mucho mas que la recompensa pecuniaria ó la mencion honorífica, el objeto no pareció tampoco. ¿Pues qué objetos son los que parecen?

La señorita María Teresa me ha gustado, es distinguida y no se parece, convengo en ello, a todas esas jóvenes alocadas de hoy. La familia es bien honorable; pero vas a tener una decepción: su situación pecuniaria no es tan hermosa como imaginabas. ¡Ah! dijo Huberto inquieto ¿hay diferencia grande entre mis cálculos y la realidad?

Actualmente el uso inmoderado de los licores fuertes, tales como el aguardiente, que en las festividades religiosas beben con demasía, trae consigo la ruina pecuniaria de los indígenas, el grandísimo deterioro de su salud, y, como consecuencia indispensable, el desarreglo en las costumbres.

Este Estatuto, acordado en 5 de marzo de 1298, perseveró hasta el año de 1366, y aunque nada nos dicen los cronistas cordobeses de los efectos que produjo, debemos sospechar que no sería ineficaz considerada la cuantía de la pena pecuniaria que se echaba encima el que se deslizaba en la via de las ofensas personales, pues ademas de ser en todos tiempos el bolsillo el mejor fiador de la probidad legal de los hombres vulgares, era tal el lujo introducido en las mesas en aquella época, que para que un yantar se reputase bueno y cumplido, habia de costarle al prebendado incurso en semejante pena por lo menos la renta de medio año.

Pero esas corporaciones, mantenidas por la nacion, son la verdadera fuerza de un partido antinacional y reaccionario que pretende no solo explotar libremente al pueblo, sino tambien infeudarlo bajo el predominio de la corte pontificia De ahí la lucha ardiente y no poco apasionada de los partidos, y graves peligros para las instituciones liberales, que no cesarán sino el dia que el Estado, practicando rigidamente los principios, retire á los cultos toda proteccion pecuniaria, los emancipe realmente, y ponga freno á las exacciones y la inmovilizacion de las propiedades pertenecientes á los institutos á que me refiero.