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¡Ah! gritó ella, con sus manos juntas, tendidas hacia él en actitud de súplica, seguramente que no tienes la intención de hacer lo que dices, no es posible que pienses en semejante cosa, no; ¡no puedes hacerlo! Me librarás, me ahorrarás ese sufrimiento, ¿no es cierto? ¡Prométemelo! No, no te lo ahorraré, salvo que me pagues bien fue su brutal respuesta.

Es traidor Todo hombre que no respeta A su rey, y que habla mal De su persona en ausencia. Da, Tello, a Elvira la mano, Para que pagues la ofensa Con ser su esposo; y después Que te corten la cabeza, Podrá casarse con Sancho, Con la mitad de tu hacienda En dote. Y vos, Feliciana, Seréis dama de la Reina, En tanto que os doy marido Conforme a vuestra nobleza. NU

Yo soy Jacinto, yo soy respondió la voz de Toribión de Lorío con la misma altivez. ¿Y qué me quieres, ? Quiero que grites «¡viva Lorío!» ó que pagues el portazgo. Ni yo grito viva Lorío ni eres capaz de hacerme pagar el portazgo replicó el mozo dando un paso atrás y blandiendo su garrote. Ahora lo veremos rugió Toribión lanzándose sobre él. Chasquearon los garrotes.

Cuando tenía dinero lo derrochaba espléndidamente, y cuando no lo tenía, pedíalo prestado, con la intención jamás retractada de no pagarlo nunca, según su axioma favorito: Cobra y no pagues, que somos mortales.

Dios no da privilegios para lo absurdo y lo ridículo. Dios no te ha dado la alteza, la soberana alteza de ser madre para que le pagues con la ruindad de hacer infeliz á tu hija. Suplico á las hijas que se hagan cargo que no hablo con ellas; figúrense que no han leido nada; fórmense la ilusion de que estas páginas están en blanco. No hablo con las hijas, sino con las madres.

Si se juntan todos tus acreedores y exigen que les pagues las deudas, más los intereses disparatados que les has reconocido, te verás en medio de la calle, perdiendo hasta la camisa que llevas puesta. ¡Eh...! ¿qué tal? ¿Creías que yo no estaba enterado de tus cosas? Doña Manuela estaba pálida e inquieta.

Si te pudiera matar Otra vez, te hubiera muerto. Día de Santo Domingo Me mataste. Y ¿qué es tu intento? Advertirte que Dios manda Que fundes aquí un convento, Donde en vírgenes le pagues Lo que le hurtaste en desprecios. Clausuras honren clausuras. ¿Prométeslo? , prometo. ¿Quieres otra cosa? No. Y dame agora la mano En señal del cumplimiento.

Si has sido cómplice, será preciso que me pagues todas las torturas que he sufrido por tu causa, las oraciones de mi hermana desesperada, las lágrimas de mi madre, cuya vida has truncado... La cara de Sorege, se contrajo, una arruga de amargura apareció en sus labios y con una rabia que ya no podía contener, dijo: ¡Basta ya de amenazas! ¡Demasiada paciencia he tenido ya!

26 De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante. 27 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No adulterarás. 29 Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.

Pues abur, hasta que me pagues lo que me debes exclamó ella en voz vibrante, sin cuidarse de que la oyesen desde la casa o desde el camino los transeúntes . Yo no soy más tu juguete, para que lo sepas: no me da la gana de andarme escondiendo, de ir con estas noches de frío a Aguasanta y a mil sitios así por darte gusto.