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Observemos sus posturas caprichosas y fantásticas; de qué modo tan pintoresco extienden las alas sobre el agua, levantando nubecillas de espuma, o sumergen la cabeza para atrapar un insecto, o la ocultan bajo el ala, o levantan el vuelo inesperadamente para dejarse caer a los pocos pasos llenos de pereza y molicie sobre su elástico lecho, como un sátrapa sobre su diván de pluma.

Uno de sus biógrafos dice que «supo ser amigo de Rubens, el más generoso de los artistas, y de Ribera, el más celoso de todos». Observemos además, que si derrota a Ángelo Nardi cuando el certamen de La Expulsión de los Moriscos, conserva amistad con él y su antiguo rival le favorece declarando en las informaciones del hábito de Santiago: hace que sean llamados a Madrid sus condiscípulos Alonso Cano y Zurbarán; va a Zaragoza con la Corte, y por su mediación es nombrado Jusepe Martínez, pintor de Cámara.

Ahora estoy experimentando que se me representa un cuadro: ó en lenguaje comun, veo un cuadro que tengo delante. Supongamos que este sea un fenómeno puramente interno, y observemos las condiciones de su existencia, prescindiendo de toda realidad externa, inclusa la de mi cuerpo, y de los órganos por los cuales se me transmite, ó parece transmitirse la sensacion.

La censura del matrimonio y de las mujeres ha sido en manos de los satíricos clásicos un lugar común, un motivo de chistes y de amplificaciones, como podía serlo el elogio del mosquito o de la pulga. Observemos, no obstante, que nunca se multiplican ni recrudecen tanto las sátiras contra el matrimonio como en los tiempos de decadencia y senectud moral.

No ya por buena, mas por necesaria, tiene á la división en cinco actos, aunque en vez de esta palabra usa de la de jornadas, porque más le parecen descansaderos que otra cosa . Observemos, pues, el origen y razón de este nombre, que se mantuvo generalmente mientras floreció el drama español.

Ya en Valencia, según se desprende de antiguos datos, existía en 1526 un teatro, dependiente de un hospital, cuyos productos se destinaban á él . No será esta la única ocasión, en que observemos la unión singular de dos cosas tan heterogéneas, pues más adelante hallaremos en nuestra historia otros ejemplos análogos.

Observemos la accion del arte en la Aljama bajo los tres Califas, y veamos si se justifica el entusiasmo del que escribió esta jactanciosa sentencia: Córdoba sobrepuja á todas las ciudades de la tierra por cuatro cosas: por el puente que tiene sobre el Guadalquivir; por su gran mezquita; por su Azzahra, y por las ciencias que en ella se cultivan .

Pero observemos bien esta reja, que no se me despinte; encima hay otra con celosías. Otra reja volada; no se me confundirá. Además es la primera. Y el duque se separó de la reja, tomó el camino de su casa y se entró en ella por un postigo sin ser sentido de nadie.

Tan simpática como ésta, y por la misma razón, es la heroína de la segunda comedia mencionada: quizás en pocas obras observemos un carácter tan angelical, un corazón y unas costumbres tan puras, que resplandecen siempre serenas hasta en las tentaciones, humillaciones y extravíos.

Observemos de dónde proceden casi todas las revoluciones, casi todas las turbulencias, la mayor parte de los conflictos en las sociedades modernas, y en todas esas complicaciones y tumultos hallarémos algun orígen económico, algo administrativo, algo que dice relacion al Tesoro público, á la Hacienda, al Erario; hallarémos algo estadístico. ¿Cuántas caidas de gabinetes no han sido producidas por un empréstito? ¿Cuántos tumultos no han tenido por causa una contribucion? ¿A cuántas crísis gubernamentales no han dado lugar los presupuestos? ¿Cuántos gobiernos no han perdido, y pierden el poder todos los dias, bajo el peso de una bancarota?