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Al cabo tomaron aversión a la droguería y a la casa, y resolvieron abandonar ésta y hacer con aquélla lo que antes había hecho el viejo droguero: traspasarla a un buen dependiente, que no faltaba tampoco entonces. El resto del pingüe capital estaba bien colocado en fincas y valores sanos.

Dos señoras salían, con los ojos muy colorados de tanto restregarlos con el pañuelo, y decía la una a la otra, al llegar al zaguán: ¿Sabés la noticia que me han dado? que Goyita se escapó la semana pasada con un dependiente de almacén, y ésta es la causa de la apoplejía del padre. ¿De veras, ché? pues, la cosa no era para menos.

Pero lo gracioso fué que, estando ella en la puerta, aburrida del debate estéril de la madre con el dependiente, vió pasar a la tía Silda con un mantón color de diablo afligido, hecha una pordiosera; si estaba tan mal, ¿por qué no se ponía a servir?

Volvió con Milagros a tiendas al día siguiente, con ánimo de no entrar en la de Sobrino, donde la gran tentación estaba; pero el Demonio arregló las cosas para que fueran, y he aquí que aparecen otra vez sobre el mostrador las cajas blancas, aquellas arcas de satinado cartón donde se archivan los sueños de las damas. El dependiente las sacaba una por una, formando negra pila.

Doña Manuela, al ver a su antiguo dependiente, se ruborizó, como si éste pudiese adivinar los pensamientos que la habían agitado poco antes. El señor Cuadros mostrábase gozoso y radiante, como si le alegrase la noticia que en el patio le había dado Nelet. ¿Conque había muerto el caballo? Vamos, ahora se explicaba por qué iban aquella tarde a pie por la Alameda.

Tramposa, chalana... Te pateo la cara aunque me deshonre las suelas de las botas». Y tal esfuerzo hizo por desasirse, que a punto estuvo de lograrlo. Dos de ellas habían acudido a levantar a Aurora, que continuaba dando gritos de dolor. Si no se presentan Pepe Samaniego y un dependiente, sabe Dios la que se arma allí. «¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién es usted? ¿Qué busca usted?».

Ya en Valencia, según se desprende de antiguos datos, existía en 1526 un teatro, dependiente de un hospital, cuyos productos se destinaban á él . No será esta la única ocasión, en que observemos la unión singular de dos cosas tan heterogéneas, pues más adelante hallaremos en nuestra historia otros ejemplos análogos.

Para custodia de las cosas materiales, para llevar la cuenta de gastos y de ingresos, y para cuanto es meramente económico y administrativo, establezcamos una oficina dependiente del ministerio de Fomento. Pronta ya la máquina, démosle cuerda y que eche á andar en la dirección que conviene.

Por efecto de mayor solicitud, si cabe, puso el Conde de Essex al lado del proscripto, en clase de criado, ó más bien de secretario, á un joven dependiente de la casa de Bacon, llamado Godfrey Aleyn, en razón á que Antonio Pérez no conocía los idiomas inglés ni francés; y si bien se hacía entender en castellano, lengua que por entonces poseía toda persona bien educada en ambos reinos, acudiendo á la latina en casos necesarios, era bueno tuviera á mano persona ejercitada en la escritura usual.

Aprendiz siempre hambriento, dependiente después en una época en que los mayores sueldos eran de cincuenta «pesos» anuales, a fuerza de economías miserables consiguió emanciparse, y con ayuda de sus antiguos amos, que veían en él un legítimo aragonés capaz de convertir las piedras en dinero, fundó Las Tres Rosas, tiendecilla exigua que en diez años se agrandó hasta ser el establecimiento de ropas más popular de la plaza del Mercado.