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Período de turbulencias, desfavorable al arte: transaccion con la cultura islamita: asociacion de elementos opuestos: sincronismo en el arte, en la literatura, en las costumbres, en la política: fundacion de la capilla real por D. Enrique II: 242. Amalgama de los estilos gótico y sarraceno: su razon histórica y filosófica: 248.

De estos principios hemos de partir para fundamentar el concepto formado de aquellas reformas consideradas indispensables por la opinión, si España ha de modelar en las Filipinas bases robustas en que se asientan las aspiraciones de un porvenir venturoso, libre de las asechanzas y turbulencias que sin fruto agotan las energías de nuestros hermanos de América, debilitando su unidad y poniéndolos en el trance bochornoso de encontrarse fustigados en su soberanía por aquel coloso del Norte, que hambriento de dominio aspira á relegarlos al triste estado de provincias conquistadas.

El hecho del truhan Pajas narrado en la Crónica de San Fernando, así lo confirma. Además, en épocas de turbulencias, de inquietudes y de militares empresas, cuando no podían gozarse todavía las ventajas de la paz, no era posible pensar en la realización de obras públicas, que ni las costumbres exigían ni los ciudadanos particularmente demandaban.

En vano algunas maestras intentaron calmar el oleaje prometiendo, para el entrante mes, nuevas consignas: seguían las turbulencias porque aquel Gobierno maldito, no contento con enviarles hoja de desperdicio, para más, daba en la flor de no pagarles.

Así, a fuerza de sagacidad y moderación, pudo el de Villagarcía impedir que tomasen incremento las turbulencias de Oruro y mantener a raya al cuzqueño Juan Santos, que se había proclamado Inca. No fué tan feliz con los almirantes ingleses Vernon y Jorge Andson, que con sus piraterías alarmaban la costa.

De regreso á Buenos-Aires, quise encaminarme á Chile ó á Bolivia; mas calculando lo difícil que me seria atravesar el continente con toda seguridad, por las turbulencias que, despues de la paz con el Brasil, minaban aquel estado, me decidí á pasar á la Patagonia, tierra misteriosa, cuyo solo nombre encerraba en ese entónces un no que de mágico.

Defendia aquella única entrada el castillo de que hemos hecho mencion, unido entonces á la muralla por medio de un arco que ya no existe. Durante las turbulencias del reinado de Enrique IV por los años de 1466 lo reparó el conde de Castro.

Pero el grande talento del cardenal gobernador y de todos los que componian su real consejo, logró, aunque á costa de un incansable trabajo, aplacar las turbulencias; y poco despues, cuando falleció el rey D. Fernando el Católico, empezó á gobernar la España el emperador Cárlos V, por no hallarse con la capacidad suficiente para ello, su madre Doña Juana.

Tan encrespados estaban los ánimos que un día en presencia del infante vinieron a las manos estando en su mismo palacio, y solo pudo dominar por entonces aquellas turbulencias, desterrando a Juan Sanchez Duran, verdadero promovedor, por cuatro años fuera del reino. Capítulo IV. Continúan los célebres bandos de Teruel. El Rey D. Pedro IV, concede a Teruel el título de ciudad.

Observemos de dónde proceden casi todas las revoluciones, casi todas las turbulencias, la mayor parte de los conflictos en las sociedades modernas, y en todas esas complicaciones y tumultos hallarémos algun orígen económico, algo administrativo, algo que dice relacion al Tesoro público, á la Hacienda, al Erario; hallarémos algo estadístico. ¿Cuántas caidas de gabinetes no han sido producidas por un empréstito? ¿Cuántos tumultos no han tenido por causa una contribucion? ¿A cuántas crísis gubernamentales no han dado lugar los presupuestos? ¿Cuántos gobiernos no han perdido, y pierden el poder todos los dias, bajo el peso de una bancarota?