United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hemos vuelto a alquilar la quinta del año pasado, y mi mujer, en consideración a este trabajo excepcional, me concede instalarse en el campo muy temprano este año. ¡Espero, mi querido marqués, que no aprovecharás otra vez nuestra residencia en el campo para hacernos una nueva rabona! Teme, por el contrario, verme aparecer con demasiada frecuencia en tu horizonte respondió Pierrepont riendo.

La Francia, cuya iniciativa en los asuntos políticos de Europa le concede mucha importancia, tiene bastante que progresar aun para ponerse á nivel de otros pueblos en cuanto á ciencias, filosofía y artes; y considerada bajo el prisma de mejoras materiales, solo en estos últimos cuatro años es cuando ha comenzado á progresar.

Las grandes fortunas, como los hombres grandes, se atreven a cosas que, por regla general, asustan a las fortunas pequeñas y a los hombres chiquitines. ¿Valor? No. Fuerza, peso, volumen. Además, esto de tener el dinero en acciones es, poco más o menos, como tenerlo en fichas. Uno no le concede el mismo valor que si estuviera en billetes, y se lo juega. Todo el mundo pica.

A esta voz sorda y ronca, Pen-Ouët, al que se hubiera creído profundamente dormido, se levantó en una especie de acceso de somnabulismo, y se sentó en las rodillas de su madre, que tomó sus manos entre las suyas, y, apoyando su frente contra la del idiota, dijo: Pen-Ouët, pregunta el tiempo que Teus le concede de vida... En nombre de Teus, respóndeme.

Pero no es sólo más hermosa, sino mayor, la caridad que anhela transmitirse en las formas de lo delicado y lo selecto; porque ella añade a sus dones un beneficio más, una dulce e inefable caricia que no se substituye con nada y que realza el bien que se concede como un toque de luz. Dar a sentir lo hermoso es obra de misericordia.

Concede a Urbási la lealtad y la firmeza que Satchi consagró a su marido cuando él la abandonó, y lleno de remordimientos, huyó a empequeñecerse y a esconderse en el tallo hueco de una de las flores de loto que cubrían el lago donde le hallaste, más allá de los montes de Himabat, en los últimos términos de la tierra.

Pero, ante todo, usted deberá acordarme que ese hombre, al cual no concede usted otras facultades que las del odio y del mal, había vuelto a amar a la Condesa y sufría al saber que había perdido su afecto. ¿Pero la Condesa era ya de usted? Correspondía a la pasión que usted tenía por ella. ¿Querría dejar al Príncipe e irse con usted? ¡No, al contrario!

Al comienzo de este diálogo, el maestro se dispone a colocar una hoja de espada en una empuñadura; deplora, en tanto que canturrea, la tristeza de estos tiempos, en que nadie se bate y en que no se concede atención al noble arte de las armas; solamente tiene como discípulos a los antiguos concurrentes a la sala, que combaten la gota o la arterioesclerosis. ¡La guerra ha matado al duelo, lo mismo que mató a la conversación!

Hay quien le concede mucha importancia a un puerto, aunque sólo sea de trescientas o cuatrocientas mil pesetas. Sin embargo, es mucho más fácil que un amigo le a uno un puerto que no una escribanía de bronce. A veces, para captarse la buena voluntad del ministro, el diputado pedigüeño le regalaba una caja de puros. ¡Una caja de puros por un puerto! Otras veces no había puertos disponibles.

A esta última distinción se refiere la palabra Frey, que desde entonces acompañó siempre á su nombre. Su Laurel de Apolo, que apareció en 1630, está dividido en nueve cantos ó silvas, y es un panegírico difuso y cansado de todos los poetas célebres de España de su tiempo, los cuales se presentan como aspirantes á ganar la corona de laurel, que Apolo concede á sus sacerdotes.