United States or Egypt ? Vote for the TOP Country of the Week !


Eran pobres lo mismo que al llegar; más aún, pues Robledo no iba á pagarles igualmente su viaje de regreso. ¿Adónde dirigirse, si su esposo había huído de París y allá le esperaba la Justicia? Pensó con miedo en la prolongación de su vida en la Presa. Había resultado tolerable hasta el presente por las larguezas de Pirovani y la rivalidad de éste con los otros.

JOAQUÍN. =(Con verbosidad.)= Pero esta tostada, con ser un negocio inmoral, no es tan atroz como la que resulta de comprar por un pedazo de pan los abonarés de los soldados de Cuba, que llegan aquí muertos de miseria, enfermos y con un papel en el bolsillo. El Gobierno no puede pagarles; pero Botín ha reunido millones en esos abonarés, y el mejor día se los admite el Gobierno en pago de un empréstito... Pues en las subastas no te digo nada. Ahí es donde están las ricas tostadas.

En vano algunas maestras intentaron calmar el oleaje prometiendo, para el entrante mes, nuevas consignas: seguían las turbulencias porque aquel Gobierno maldito, no contento con enviarles hoja de desperdicio, para más, daba en la flor de no pagarles.

Les debemos mucho, porque no sólo han salvado mi vida, sino el honor de nuestro nombre. ¿Cómo pagarles jamás? ¡Oh! no hablemos de eso. El agradecimiento es dulce cuando se dirige á corazones nobles y querer pagar es privarse de un goce muy grande. Pero tranquilícese usted. Nuestra deuda es de las que se pagan cómodamente, al menos en lo que se refiere á uno de mis salvadores...

Cásate. Yo no me casé porque cuando pude hacerlo ya era viejo, y además no necesitaba de familia. Con los de tu casa tenía yo bastante. Siempre me quisieron mucho. Lo único que siento es que no he podido pagarles tantos favores como les debo. Amito: si yo fuera rico no tendrías que servir a nadie, nadie te mandaría.... El pobre Andrés me abrazaba enternecido.

Hay varios medios de entrar en la casa decía Carrascosa tomando el brazo del militar: paro hay uno que es excelente. Esas viejas tienen un arrendatario que ahora debe venir á pagarles sus rentas, lo poco que tienen. Lo por Elías.

En la farça dos Almocreves forman el interés dramático los embarazos y apuros de un noble principal, aunque pobre, que tiene muchos criados, y no sabe de dónde sacar el dinero necesario para pagarles. Todas las farsas, de que hemos hablado hasta ahora, nos ofrecen tan sólo cuadros y situaciones aisladas, sin lazo dramático que las una.

Todos los monstruos, tanto españoles como extranjeros, conocían de oídas a nuestro retirado coronel, y en cuanto ponían el pie en Sarrió, a su casa iban a llamar. El los acompañaba a ver al alcalde, los presentaba en el Saloncillo, los recomendaba al propietario del almacén donde pensaban exhibirse, y casi siempre encabezaba la suscripción para pagarles el viaje.

Y por este trabajo, y el cuidado que debería tener con todo lo perteneciente a la factoría y sus aumentos, se le deberían señalar dos por ciento de sus utilidades. A ningún indio ni español, empleados o no empleados en los pueblos, se le debería permitir indios ni indias en su servicio sin pagarles sus jornales; pero pagándoles, y siendo voluntarios, que pudieran tener todos los que quisieran.

A la hora menos pensada verá usted retoñar en el campo los preludios de la primavera; hallará la tierra enjuta y salpicada de florecillas esmaltadas; aspirará la fragancia de los montes y de los prados, y quizá se fije en que ya es hora de mover la tierra... pinto el caso, de este huerto, y aun de cultivarle mejor de lo que se ha cultivado hasta hoy; y con esos fines, llama usted a los obreros, hasta por el gusto de pagarles el jornal; y los manda que caven; y según le van obedeciendo, se va usted emborrachando con el olor de la tierra removida, que es el olor de los olores agradables, y piensa en nuevas y variadas plantaciones, y hasta esboza un proyecto de jardín en el rincón más abrigado... Y quien dice mejorar el huerto, dice retejar la casa o reparar sus achaques interiores... en fin, que nunca faltan quehaceres al hombre que se empeña en tenerlos, aunque sea en las soledades de Tablanca... Y ¿para qué se quiere el dinero?