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Avisos de Pellicer, 4 de junio 1641. «El dia del Corpus se vió en Madrid grande gala y bizarría... á la tarde representaron los autos, uno del Doctor Mira de Amescua, Prior de Guadix, de la ronda y visita de la cárcel, en alegoría: fué cosa grande, representóle la Rosa: otro de Luis Velez de Guevara, moralizada la fábula de Icaro, no tan bueno; hizole la Gongora y Velasco con la otra mitad de la compañía de la Rosa; otro fué de Don Francisco de Roxas, que no pareció bien, fué el Sotillo de Madrid á lo divino; representole Jusepe y la Negrilla con la mitad de la compañía de la Viuda; el quarto fué el Sanson del mismo Roxas, razonable, que hicieron Iñigo y la primera dama que es Jusepa, con lo restante de la compañía de la Viuda; las galas fueron muchas, los gigantes vestidos de nuevo y la tarasca de buen gusto, con unos caballeros que lidiaban un toro

En la hoja del título se lee la siguiente repartición de papeles: El conde Lucindo Fadrique. Tomín, su criado Coronel. Feniso Juan Jerónimo. Roberto Juan de Bargas. Leonardo Cosme. Rugero, rey de Nápoles Juan Bautista. Del monte sale. Autógrafo. Fecha: Madrid 20 de Octubre de 1627. En la cubierta la repartición de papeles: El conde Henrique Juan Arias. Feliciano Jusepe. Músicos.

En los días que siguieron Ramiro estrechó rápidamente su amistoso trato con el nuevo conocido. Aguirre fuele revelando esas bellezas de la antigua ciudad que el forastero no descubre por solo y que parecen cantar a somormujo, como los grillos. Casi siempre los paseos terminaban en la fragua de Jusepe de la Hera.

Yo soy el capitán D. Pedro González de la Rivera, de cuya renta y condiciones ha escrito a su señoría mi amigo el banquero genovés Jusepe Salvago, y de cuyos altos hechos de armas en Portugal, en Flandes, en Italia y en el remoto Oriente le han dado noticias otras varias personas muy respetables.

Un libro mucho mas duro que un canto A JUSEPE DE VARGAS dió en las sienes, Causandole terror, grima y espanto. Gritó, y dixo á un soneto: , que vienes De satirica pluma disparado, Porqué el infame curso no detienes? Y qual perro con piedras irritado, Que dexa al que las tira, y va tras ellas, Qual si fueran la causa del pecado,

Carlos I debió de ser gran admirador de sus creaciones, aun de aquellas donde más resplandecía la libre sensualidad del paganismo, pues si bien es cierto que al retirarse a Yuste llevó consigo gran número de cuadros de devoción, años atrás, según refiere Jusepe Martínez, había mandado pintar a Ticiano, además de un retrato, unos cuadros de unas poesías, que a no ser tan humanas, las tuviera por divinas, ¡lastima grande para nuestra religión!

Noticia de los cuadros que se hallan colocados en la galería del Museo del Rey, Nuestro Señor, sito en el Prado de esta corte. Con real licencia. Madrid, 1828. Jusepe Martínez. Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura. Madrid, 1866. Sevilla, 1867. Pedro de Madrazo. Discurso pronunciado en la Academia de San Fernando en 20 de Noviembre de 1870. Madrid, 1870. Zarco del Valle.

Aun el preceptista de aquel tiempo menos especulativo y más practico, que fue Jusepe Martínez , gran admirador de los italianos, aconseja al pintor católico que la elección de las pinturas que se deben hacer para ser veneradas no sean hechas con extravagantes posturas y movimientos extraordinarios, que mueven más a indecencia que a veneración; y en otro lugar añade que en las pinturas religiosas antes se atienda a la devoción y decoro que a lo imitado: llegando a decir que el fin de estas profesiones de escultura y pintura no se ha introducido para otra cosa sino para adoración y veneración a sus santos; por cuyo medio Su Divina Majestad ha obrado infinitos milagros.

Poca importancia tiene el episodio, mas como en Velázquez todo es interesante, he aquí lo que cuenta Martínez de un caso que allí le sucedió: «Estando Diego Velázquez en esta ciudad de Zaragoza, asistiendo a S. M., de gloriosa memoria, le pidió un caballero que le hiciera un retrato de una hija suya muy querida: hízolo con tanto gusto que le salió con grande excelencia; al fin como de su mano: hecha que fue la cabeza, para lo restante del cuerpo, por no cansar a la dama, lo trajo a mi casa para acabarlo, que era de medio cuerpo: llevolo después de acabado a casa del caballero; viéndolo la dama le dijo que por ningún caso había de recibir el retrato: y preguntándole su padre en qué se fundaba, respondió; que en todo, no le agradaba, pero en particular que la valona que ella llevaba, cuando la retrató era de puntas de Flandes muy finas». Razón tenía Jusepe Martínez para decir que haciendo retratos «se sujeta un hombre a oír muchas simplicidades e ignorancias

Román Montero. Antonio de Nanclares. D. Tomás Ossorio. Sebastián de Olivares. Luis de Oviedo. Alonso de Osuna. Marco Antonio Ortiz. D. Francisco Polo. Dr. Martín Pegión y Queralt. Tomás Manuel de la Paz. José de Rivera. Jusepe Rojo. José Ruiz. El maestre Roa. Maestro Fr. Diego de Rivera. Bernardino Rodríguez. Felipe Sicardo. Bartolomé de Salazar y Luna. Vicente Suárez. Fernando de la Torre.