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39 ¿Cazarás la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos, 40 cuando están echados en las cuevas, o se están en sus guaridas para acechar? 1 ¿Sabes el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste las ciervas cuando están pariendo? 2 ¿Contaste los meses de su preñez, y sabes el tiempo cuando han de parir?

A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo caballero. -No la hallé -respondió Sancho- sino ahechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa. -Pues haz cuenta -dijo don Quijote- que los granos de aquel trigo eran granos de perlas, tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, el trigo ¿era candeal, o trechel?

Al fuego el ayre le atiza, Y con tal ardor revuelve, Que poco á poco resuelve El santo cuerpo en ceniza. Mas ya que morir le vieron, Tantas piedras le tiraron, Que con ellas acabaron Lo que las llamas no hicieron. O santo Esteban segundo Que me asigura tu zelo, Que miraste abierto el cielo En tu muerte desde el mundo!

8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste con él alianza para darle la tierra del cananeo, del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo, y del gergeseo, para darla a su simiente; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el mar Bermejo;

Encerrándose en sus conchas, Marianela habló así: Madre de Dios y mía, ¿por qué no me hiciste hermosa? ¿Por qué cuando mi madre me tuvo no me miraste desde arriba?... Mientras más me miro más fea me encuentro. ¿Para qué estoy yo en el mundo?, ¿para qué sirvo?, ¿a quién puedo interesar?, a uno solo, Señora y madre mía, a uno solo que me quiere porque no me ve. ¿Qué será de cuando me vea y deje de quererme?... porque ¿cómo es posible que me quiera viendo este cuerpo chico, esta figurilla de pájaro, esta tez pecosa, esta boca sin gracia, esta nariz picuda, este pelo descolorido, esta persona mía que no sirve sino para que todo el mundo le con el pie. ¿Quién es la Nela? Nadie. La Nela sólo es algo para el ciego. Si sus ojos nacen ahora y los vuelve a y me ve, caigo muerta...

4 Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo. 6 También Elam tomó aljaba en carro de hombres, y de caballeros; y Kir descubrió escudo. 8 Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.

Y el joven al fin siguió adelante: y los monjes lo hallaron muerto al día siguiente, medio sepultado en la nieve; pero con la mano asida a la bandera, que decía: «¡Más alto!». Pues bien, Lucía: cuando no te me pones majadera, cuando no me haces lo que ayer, que me miraste de frente como con odio y te burlaste de y de mi bondad, y sin saberlo llegaste hasta dudar de mi honradez, cuando no te me vuelves loca como ayer, me parece cuando salgo de aquí, que me brilla en las manos la bandera.

Yo no vi nada, porque no miraba. Apruebo que no mirases. Ese recato, esa indiferencia tuya, picaron al Conde. Si llegas a mirarle te hubiera seguido, aunque más audaz, con menos empeño. Entonces , que le miraste, ya que observaste tantas cosas, ¿cómo no le hiciste formar ruín concepto de ti?