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4 Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo. 6 También Elam tomó aljaba en carro de hombres, y de caballeros; y Kir descubrió escudo. 8 Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.

La joven señala con el dedo un rótulo colocado arriba de la puerta y pregunta en voz baja y ansiosa: ¿Qué significa eso? En el rótulo se lee, en gruesas letras de oro, estas tres palabras: ¡Piensa en Fritz! Juan no contesta. Se deja caer en una silla, oculta el rostro entre las manos y llora amargamente. Gertrudis tiembla de pies a cabeza.

Aresti se decía amargamente que su mujer no era suya, que disponía de ella menos que á medias, compartiéndola en una especie de adulterio moral con directores de conciencia que apenas conocía.

¿Sabrá usted quejarse amargamente, y entablar una querella criminal contra el primero que se atreva a decir en letras de molde que usted no lo hace todas las noches sobresalientemente? ¿sabrá usted decir de los periodistas que quién son ellos para?... Vaya si sabré; precisamente ese es el tema nuestro de todos los días. Mande usted otra cosa.

Encerrándose en su alcoba, bajo llave, se entregaba al empleo de la disciplina en su enfermo cuerpo. Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de mismo al mismo tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa amarga.

Si llego a encontrarme desprevenido, a estas horas me tendrías aún gimiendo amargamente en el fondo de una mazmorra. Y para convencerle, le conté al amigo mi experiencia personal. Fue en Barcelona, hará cosa de unos dos años.

Y para que los pasajeros retardados no le viesen llorar, Edwin Gillespie inclinó la cabeza permaneciendo así mucho tiempo. Al fin volvió á abrir el despacho instintivamente, para leerlo línea por línea. Sentía el deseo amargamente atractivo que nos impulsa á paladear los grandes dolores.

¡Este es exclamó Tirso amargamente el fruto de las ideas modernas! Vive una familia en repugnante impiedad, un sacerdote, hijo de esa misma familia, se propone redimir de su ignorancia a los desdichados y, otro hijo, su propio hermano, le arroja de allí... es decir, lo intenta.

Miraba amargamente a sus compañeros, a la gente de la gañanía, satisfecha de su ignorancia, que se burlaba de él llamándole el Maestrico, y hasta le tenía por loco viéndole a la vuelta del trabajo deletrear pedazos de periódico o sacar de su faja la pluma y el cuaderno, escribiendo torpemente ante el pábilo del candil. No había tenido maestro: se enseñaba a mismo.

Y un gallo cantó luego. 75 Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. 1 Y venida la mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle a muerte. 2 Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, presidente. lo verás.