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Antes de engolfarnos en estos cálculos, sentimos la necesidad de presentar en bosquejo los tres ensayos de navegacion practicados hasta ahora en el rio Bermejo. El mas antiguo es precisamente el que forma el objeto del presente diario.

Además interrumpió Maltrana , basta leer la descripción que hacen Las Casas y otros historiadores del tipo físico del Almirante: bermejo, cariluengo, la nariz aguileña, pecoso, enojadizo, elocuente y muy duro para los trabajos. La codicia es notoria en él; pero codiciosos fueron igualmente todos los que intervinieron en sus descubrimientos.

En alto está un altar de fina plata, Con cuatro lamparillas á los lados Encendidas, y alguna no se mata, Que estan cuatro ministros diputados. Un sol bermejo mas que una escarlata, Allí está con sus rayos señalados: Es de oro fino el sol allí adorado, ¿Mas hay de quien él sea deshechado?

La llanura desnuda y severa no tenía ya ni una pizca de rastrojo seco que recordara el verano ni el otoño y no mostraba ni una sola hierba nueva que hiciera esperar la vuelta de las estaciones fértiles. En la lejanía distinguíanse muchas parejas de bueyes de pelo bermejo, arrastrando los arados, hundidos en la tierra negruzca, con movimiento lentamente uniforme.

Habíamos avanzado algo, gracias a la habilidad del práctico que logró encontrar un pequeño paso, pero fue para detenernos un poco más arriba de Barranca Bermejo, donde definitivamente nos amarramos con cadenas a los troncos enormes de la orilla, se apagaron los fuegos y quedamos a la gracia de Dios. Así estuvimos tres días.

Petrel se asienta en el declive de una colina, solapado en la fronda, a la otra banda del valle de Elda, dominando con sus casas blancas y su castillo bermejo el oleaje, verde, gris, azul, de la campiña. Monóvar está a la parte de acá, frente a frente, sobre una ancha meseta.

-De Reinaldos -respondió don Quijote- me atrevo a decir que era ancho de rostro, de color bermejo, los ojos bailadores y algo saltados, puntoso y colérico en demasía, amigo de ladrones y de gente perdida.

Da el rio diversas vueltas de N á S: divisamos entre unos sauces, al lado del N, un indio á caballo, quien, para llamar los suyos, tocó una corneta: y como no viniesen, se desapareció de nuestra vista, por mas que lo llamamos. Hay á la parte del N una laguna grande. Anduvimos este dia por el Rio de Jujuy; 4 leguas, y por el Bermejo 7.

Si algun pensamiento mundano se mezcló á las últimas efusiones de su corazon religioso, el recuerdo de la navegacion del Bermejo debió llenarlo de esperanzas, y arrancarle el grito consolador de Non omnis moriar............ Buenos Aires, Julio de 1838.

Mucho sabéis, mucho podéis y mucho más hacéis. Bastaros debiera, bellacos, haber mudado las perlas de los ojos de mi señora en agallas alcornoqueñas, y sus cabellos de oro purísimo en cerdas de cola de buey bermejo, y, finalmente, todas sus faciones de buenas en malas, sin que le tocárades en el olor; que por él siquiera sacáramos lo que estaba encubierto debajo de aquella fea corteza; aunque, para decir verdad, nunca yo vi su fealdad, sino su hermosura, a la cual subía de punto y quilates un lunar que tenía sobre el labio derecho, a manera de bigote, con siete o ocho cabellos rubios como hebras de oro y largos de más de un palmo.