United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Después arregló in mente todas sus cosas, trazando una minuta ideal de su testamento, se lavó, se vistió con pulcritud y salió de casa en busca de la del doctor Ibarra, uno de los más celebrados médicos de Madrid, resuelto a saber la verdad de su estado y el tiempo que aún le quedaba de vida.

Otrosí, hallose sobre una mesa que en el aposento había, una minuta o borrador de testamento; que en tanto que Cervantes peleaba con sus dudas y sus tentaciones, no sabiendo por cuál determinarse, si por Margarita su obligación cumpliendo, o por doña Guiomar contentando su amor, un notario que Florela había llevado recatadamente, el testamento de doña Guiomar había escrito, y su borrador, tal vez por descuido, tal vez porque doña Guiomar le examinase, allí había dejado.

Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 115. Esta minuta de mano de Antonio Pérez, para memoria de lo que Manuel Don Lope había de razonar al Rey, está escrita en dos columnas y separados los párrafos por rayas de tinta que cortan toda la columna para darles más relieve é irlos tomando de memoria. El de Draques es significativo.

No, señor, para que saliera a bebérselo en la primera esquina. Nanita, me ofendes con eso replicó Agapo; hace mucho tiempo que no tomo... desde aquella promesa que te hice. En cuanto a mi traje, no encontrarás un uniforme más apropiado para estos tiempos de crisis; ya se verán obligados a vestirlo muchos de los ricachos a la minuta, que se zarandean por ahí. Además, no estoy tan mal como dices.

Confortado un tanto el ánimo con esto; asegurado del Embajador, que quiso repasar y añadir de su mano alguna frase en la minuta, firmó á 9 de agosto de 1608 nueva carta al Duque: «Apiádese V. E., yo le suplico muy humildemente, de y de los míos, que si idolatré no lo hice sino necesitado y importunado grandemente deste Rey, engañado él de mi poco valor y de su mucha piedad.

Comenzó a sentir grandes angustias y fatigas en el estómago y en el corazón; visitole el Doctor Vicencio Moles, Médico de la Familia, y su Magestad cuidadoso de su salud, mandó al Doctor Miguel de Alva, y al Doctor Pedro de Chavarri, Médicos de Cámara de su Magestad, que le viesen, y conociendo el peligro dixeron era principio de terciana sincopal minuta sutil, afecto peligrosísimo por la gran resolución de espíritus, y la sed que continuamente tenía, indicio grande del manifiesto peligro de esta enfermedad mortal.

Y pensaba: «Todos son personas decentes, todos saben lo que se debe a mi casa, y en cuestión de peccata minuta... allá los interesados». Y encogía los hombros. Este criterio ya lo aplicaba cuando vivían con ella sus hijas. Entonces seguía pensando: Buenas son mis nenas; si alguno se propasa, las conozco, me avisarán con una bofetada sonora... y lo demás... niñerías; mientras no avisan, niñerías.

Oye la carta acusadora de tu tío, y oye la contestación que le di, documento importantísimo de que he guardado minuta. D. Pedro sacó del bolsillo unos papeles y leyó lo que sigue: Carta del deán. «Mi querido hermano: Siento en el alma tener que darte una mala noticia; pero confío en Dios que habrá de concederte paciencia y sufrimiento bastantes para que no te enoje y acibare demasiado.