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Y marchando, llegué á las cuatro de la tarde al parage de la Estacada, que dista 6 leguas: y dando algun descanso á la tropa, marché de trasnochada, y llegué al salir el sol á la quinta de D. José Lagos, que dista de la Estacada 16 leguas, y del pueblo tres, donde me mantuve todo aquel dia.

En el mismo parage me mantuve todo este dia, esperando a ver si en él venia algun aviso de alguno de los dichos parages.

Admirome aquella tranquilidad, aquella familiaridad, aquella sonrisa, aquel no qué seductor, incitante que emana de ella. Sin duda Amparo había tomado su partido aceptando por entero el sacrificio. Este pensamiento me desgarró el alma. Sin embargo me mantuve firme. Yo también soy feliz la dije yo necesitaba el afecto desinteresado, noble y puro de una hermana, y le tengo en ti.

Este dia estuvo el viento por el NO duro, por lo que me mantuve fondeado, y se le pusieron á la chalupa baileos nuevos por estar los otros inservibles.

A las nueve y media viré por avante con vuelta del SSO, por haber dado encima de un bajo: las nueve y treinta y dos minutos viré por causa de otro: á las nueve y cincuenta minutos volví á virar por el mismo motivo, hallándome casi en cima de otro: á las diez volví á virar por lo mismo: las once viré en vuelta de SE, por hallar solo una braza de agua: á las once volví á virar á buscar mas agua; y á las doce fondo en 7 brazas, y observé el sol en 40º 25' de latitud, y por descargar el viento por el SO duro, me mantuve dado fondo el resto del dia.

Me mantuve a distancia, y mientras la de Jansien me confiaba a voz en cuello sus ideas soldadescas sobre el grande y único negocio de la vida, que es el amor, yo me embriagaba, de lejos, con la belleza de Luciana, con su ingenio, con su gracia, con los incomparables encantos de su talle y de sus movimientos, y pensaba que aquellos tesoros eran míos. ¿Comprendes que haya yo podido agradarla?

Tres semanas, sobre poco más o menos, transcurrieron así, en lucha contra puertas cerradas y en un estado de exasperación que me ponía al nivel de una bestia extraviada obstinándose en salvar vallas. Una tarde me llegó un billete. Lo mantuve un momento cerrado, suspendido delante de mis ojos, como si él contuviera mi destino.

Luego de la accion despaché 200 hombres para arrear nuestras caballadas y ganados, que como he dicho las dejé á 6 leguas de distancia, con la custodia correspondiente, y me mantuve en el campo de batalla todo aquel dia, corriendo los cerros inmediatos por ver si se dejaban ver enemigos: como de facto se logró tomar algunos; y como á las cuatro de la tarde se descolgó de la serranía una china montada en una yegua, y se nos entregó, creyendo fuesemos de los suyos, segun despues dijo.

¡Ah! pues mira, ese asunto me trae disgustado; la buena doña Clara me pidió ayer una audiencia, se la , me rogó por su esposo, se arrojó á los pies, lloró... y como me habías dicho que se trataba de un negocio grave, me mantuve inflexible, hasta tal punto, que se me desmayó doña Clara, y la llevaron á su cuarto sin sentido. Después he tenido una verdadera batalla con la reina.

Sean, pues, parte tan claros desengaños para que volváis, ya que no podáis hacer otra cosa, el amor en rabia, la voluntad en despecho, y acabadme con él la vida; que, como yo la rinda delante de mi buen esposo, la daré por bien empleada: quizá con mi muerte quedará satisfecho de la fe que le mantuve hasta el último trance de la vida.