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Caparrosa se descolgó por fin de la reja con sus boletines, y junto con él, mi tía y yo comenzamos a forcejear para abrirnos paso a través de la multitud. Al cabo de unos minutos salía mi tía bañada en sudor de aquel combate; y acomodándose la gorra sobre los bandeau, entraba triunfante en lo de Bringas con un boletín en la mano. ¡Triunfo completo; aquí está, véalo, léalo usted!

Luego que acabara de leer los malhadados versos, guardó el cartapacio, descolgó de la nariz los anteojos, y envainando la espada, hizo otra profunda reverencia y salió del salón seguido de los suyos. ¡Señores, que es verdad lo que digo! Me ofenden esas muestras de incredulidad de los que me escuchan.

Los carlistas atacaron el pueblo, los nacionales se refugiaron en la torre de la iglesia, y entonces aquéllos la incendiaron: un nacional que se descolgó por una ventana, pudo correr al caer a tierra, pero le vio el prior y comenzó a gritar: ¡a ese conejo que se escapa! ¡cazarle! y le mataron. Por supuesto, que el tal prior era una fiera.

Al instante estoy para ti; otro martillazo nada más, y la avería que tenemos en la línea de flotación habrá desaparecido del todo... Bueno, ya te ha llegado el turno; ¿es que no somos cuñados? , un poco respondió Zeli. El señor Durand descolgó el farol y lo aproximó al maestro Zeli que esbozó una entre mueca y sonrisa, muy orgulloso de la sorpresa que iba a dar a Durand.

El irlandés comenzó a bajar sin hacer el menor ruido; cuando la cuerda dejó de estar tensa, se descolgó Ugarte, y después fui yo. Hubo un momento, al descender, que creí que el centinela me estaba mirando; pero, sin duda, fué ilusión mía. Bueno; vamos. Soltamos las tablas de la cuerda y comenzamos a nadar los tres hacia la costa. Había mucha mar.

Después, golpeando el suelo con el tacón y poniéndose al cuello una gruesa corbata de lana roja, descolgó de la pared una de esas capas de color verde obscuro, como las que llevan los pastores, y se la echó sobre los hombros; calose luego un sombrero de fieltro viejo y raído, cogió una estaca y exclamó: ¡No olvides lo que acabo de decirte, mujer; si no, ya verás! ¡Andando, Juan Claudio!

Luego, su mirada, al pasar sobre el muro inmediato, su animó con un resplandor de inspiración; y de una panoplia descolgó dos espadas herrumbrosas, saliendo con ellas al patio. Abandonados de sus padrinos, los contendientes habían empezado á pasearse, fingiendo que no se veían y sorprendiéndose mutuamente cuando se miraban con el rabillo del ojo.

Doña Josefa, la hija del conde de la Monclova, siguió habitando en palacio después de la muerte del virrey; mas una noche, concertada ya con su confesor, el padre Alonso Mesía, se descolgó por una ventana y tomó asilo en las monjas de Santa Catalina, profesando con el hábito de Santa Rosa, cuyo monasterio se hallaba en fábrica.

Entonces, cuando a la explosión mi mandíbula se descolgó bruscamente, y sentí un inmenso hormigueo en la cabeza; cuando el corazón tuvo dos o tres sobresaltos, y se detuvo paralizado; cuando en mi cerebro y en mis nervios y en mi sangre no hubo la más remota probabilidad de que la vida volviera a ellos, sentí que mi deuda con la cocaína estaba cumplida. ¡Me había matado, pero yo la había muerto a mi vez!

Parrón se apeó muy despacio, descolgó su escopeta de dos cañones, y, apuntando á sus camaradas, dijo: ¡Imbéciles! ¡Infames! ¡No cómo no os mato á todos! ¡Pronto! Entregad á este hombre los duros que le habéis robado! Los ladrones sacaron los veinte duros y se los dieron al segador, el cual se arrojó á los pies de aquel personaje que dominaba á los bandoleros y que tan buen corazón tenía...