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Aunque se partieron los Zibacas, tan aficionados y devotos del P. Lucas, no por eso se resfriaron en su amor los Jurucarés, ni hubo cosa, aunque muy difícil, que no hiciesen por él.

Bautizados después los niños, le suplicaron el cacique y los principales fuese á los Jurucarés, que tenían alborotado todo el contorno, saqueando todas los Rancherías y matando á sus moradores.

Milagroso suceso ocurrido en el pueblo de San Rafael II 197 Misión del P. Caballero á los Jurucarés II 35 Misión del P. Zea á la nación de los indios Cucarates II 95 Misión de los PP. Aguilar y Speth á los Chiriguanás II 242 Misiones en la provincia del Chaco II 212 Mudanza de las naciones de indios recién convertidos II 215 Muerte del P. Neuman á manos de los indios Payaguás I 186

Grana el P. Lucas Caballero la voluntad de los indios Jurucarés; son reducidos á la santa fe II 37 Genio, usos y costumbres de los indios Chiriguanás I 26 Guerras entre los indios Carerás y los Morotocos II 153 Guerras entre los indios Guaraníes y Guanoás II 129 Guerras entre los indios Quiriquepodes y Cucutades II 248 Guían los indios Guarayos á los Misioneros en el viaje al río Paraguay I 216

De aquí dicen que se originan mil desgracias en el mundo, y para que estos desatinos sean creidos de la gente, se vale el demonio de algunos sucesos naturales para que se confirmen aquellos miserables en su creencia. Poco ha que sucedió en la tierra de los Jurucarés, que deshaciéndose el cielo en copiosísimas lluvias se perdían los sembrados.

Condescendió gustoso con sus súplicas, porque teniendo noticia cierta que los Jurucarés tenían gran devoción al demonio y á sus ministros, él, que tenía encendidos deseos del martirio, esperaba que se le satisfarían plenamente. Apenas se puso en camino, cuando toda la alegría festiva del pueblo se convirtió en otra tanta melancolía y tristeza.

Estaba todo el pueblo deseoso de ver el fin de aquel suceso, esperando los unos que montando en cólera el Mapono se empeñase en defender, más con obras que con palabras, la divinidad de los demonios, y los otros se prometían éxito más feliz, en que no se engañaron; porque el Mapono quedó asombrado y como aturdido; y siendo, como era, hombre de buen natural, de ingenio pronto y de entendimiento agudo, Dios Nuestro Señor, compadecido de él, le sacó de sus engaños, le alumbró el entendimiento y movió su corazón con tanta eficacia de su gracia, que luego pidió ser cristiano; y en prueba de las veras con que lo decía, confesó delante de todos que él había estado engañado y había engañado á los demás; y que se desdecía y retractaba de cuanto había aprendido y les había enseñado; que no había otro Dios que Jesucristo; y que su santa ley, no sólo era mejor que la de ellos, sino la única y necesaria para la salvación eterna del alma; y que para enmienda de lo pasado, no sólo exhortaba á sus paisanos que la abrazasen, sino que iría á los Jurucarés, Cozacas y Quimiticas para reducirlos á que hiciesen lo mismo.

Al tercero, á eso del medio día, creyendo estar aún muy lejos de los Jurucarés, se halló casi á sus puertas; y no pudiendo dejar de ser descubiertos, llamó á sus cristianos y les manifestó el riesgo evidente que corrían de perder la vida á mano de aquellos bárbaros, enemigos capitales del nombre de Cristo, si Dios no los libraba milagrosamente; por lo cual, hecho un fervoroso acto de contrición, les dió la absolución general.

Destrucción de los indios Chiquitos por los españoles y Mamalucos del Brasil I 67 Destruye el P. Lucas Caballero los tabernáculos y demás efectos que usaban los Jurucarés para el culto de sus dioses II 39 Dilatación del imperio de las Coronas de Castilla y Portugal en las Indias Occidentales I 20 Dioses á quienes rinden culto los indios Tapacurás I 269