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Cuando yo me veo así separado de toda dicha por un mar sin orillas; cuando me siento aplastado, anonadado por la desesperación; cuando observo cómo todas mis facultades se degradan y se irritan en este estado de convulsión y de dolor; cuando intento calcular hasta qué punto ligeras modificaciones de circunstancias o de temperamento pueden influir sobre nuestras más graves resoluciones, y cuando reflexiono sobre tantos desgraciados de sensibilidad ardiente que el cielo ha arrojado entre las contrariedades y las luchas de la vida, me extraño menos de contar un tan gran número de reputaciones escritas con sangre, y me indigno de los juicios insensatos de la multitud.

Gentes hay por ahí de mayores estudios, que no se irritan menos si les tocan lo que llaman nuestros siglos de oro. Es culpa de la educación que se da en este país. La Historia es una mentira; para saberla tan mal, mejor sería ignorarla. En las escuelas se enseña el pasado del país con un criterio semejante al del salvaje, que aprecia los objetos por el brillo, no por su valor y utilidad.

El pulso está perfectamente tranquilo. Reposo, María, reposo. Te matas a fuerza de trabajo. Hace algún tiempo que tus nervios se irritan de un modo extraordinario. Tu sistema nervioso se resiente del impulso que das a los papeles. No tengo la menor inquietud, y así me voy a velar un enfermo grave.

No quieres vivir con nosotros como hermano, ¿verdad? ¿Te empeñas en actuar aquí de cura? Pues ¡a la calle! Mañana te marchas, para no volver nunca. Eso, eso es dijo Tirso al oír la palabra cura. Aprovecha la ocasión que se te presenta para ofender a un sacerdote. Mis ropas, mis hábitos son los que te irritan. ¡Nada importa!

En la cocina se respiraba una atmósfera sofocante, calentada por las chapas de hierro incandescente del fogón e impregnada de olores espesos de manjares a medio guisar, que empachan y repugnan al estómago cuando está ahíto y lo irritan y soliviantan cuando ayuno. Ricardo no podía estarse callado un instante.

Los viajeros flamantes se irritan y blasfeman; los veteranos nos limitamos a citarles el caso de aquel barco de vela salido de San Francisco de California con patente limpia y llegado a Lisboa, habiendo doblado el Cabo Hornos y después de nueve meses de navegación, sin hacer una sola escala y que fue puesto gravemente en cuarentena, a causa de haber arribado en mala estación.

Cuenta un viajero que los perros del Kamtschatka, acostumbrados á dicho espectáculo, se sobrecogen é irritan lo mismo: á manadas, por millares, en el transcurso de la noche, ladran á las mugientes olas y rivalizan en furor con el embravecido Océano del Norte.

Las cosas deshonestas, sucias y asquerosas, y todas las que oyéndose ofenden los oidos, y desazonan por lo que tienen de feo y de inhonesto, si se explican con sus términos propios se entienden bien, pero irritan y conmueven mucho; porque junto con la nocion que los vocablos representan, se excita en el ánimo el disgusto y aversion molesta, con que se miran tales cosas: por donde es mejor entonces valerse de voces metafóricas, que con rodeos é imágenes mas agradables hagan entender lo que se quiere decir, sin agitacion ni molestia del que oye.

Los caballos, hábiles para pisar terreno sólido, tienen que atravesar á veces masas de nieve blanda, movediza aún, y mientras uno se hunde hasta el pretal, otro se encabrita sobre la nieve amontonada. La tempestad que silba junto á sus orejas, los cristales de nieve que le entran en los ojos y en las narices y los ternos brutales de los cocheros, los irritan y casi los enloquecen.

Se irritan de haber sido sorprendidos. Se encolerizan sordamente, por ver en otro la condición que no poseen. Y mientras más inteligencia tengan para comprender su importancia, más la abominan, y al infeliz que la alberga.