United States or Somalia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los pueblos son como los niños: la aspereza y la contradiccion los aviva y estimula, y acariciándolos se los duerme. Las artes del pensamiento, noble ejercicio del humano anhelar combatido entre las esperanzas y dolores de la vida, desarrollan y enaltecen los sentimientos morales; las artes de los sentidos, ministros solícitos de la voluptuosidad, los enervan y degradan.

Facundo, genio bárbaro, se apodera de su país; las tradiciones de gobierno desaparecen, las formas se degradan, las leyes son un juguete en manos torpes; y en medio de esta destrucción efectuada por las pisadas de los caballos, nada se sustituye, nada se establece. El desahogo, la desocupación y la incuria son el bien supremo del gaucho.

Ese heróico y hospitalario pueblo de Colombia no es una sociedad bárbara, como la califican los afortunados en Europa, puesto que allá ninguno se muere de hambre, la igualdad avanza dia por dia, el corazon es generoso, la nocion de la justicia es mas general, y el desgraciado no necesita para buscar la subsistencia de entregarse á oficios infamantes que degradan el alma, envenenan el corazon y hacen descender la humanidad hasta el nivel del bruto!...»

Arnaldo de Villanueva, Raimundo Lulio, Rogerio Bacon, Pedro de Ailly, degradan su elevada inteligencia por penetrar los misterios de las ciencias ocultas; las universidades, obsequiosas con la ambicion de los príncipes, empiezan á combatir con los recuerdos de Roma antigua la supremacía de la Santa Sede, tomando parte en la deposicion de los pontífices, exagerando las regalías, dejando perder la escolástica y abandonando el cetro de la ciencia, que hasta entonces con tanta dignidad habian llevado, por mezclarse en las contiendas de los reyes con la Iglesia.

De ese modo adquirirán los montañeses en varias generaciones una completa inmunidad de todas esas enfermedades que ahora degradan á tan gran número de ellos. Entonces sus habitantes serán dignos del medio que los rodea, podrán contemplar satisfactoriamente las altas cumbres nevadas y decir como los griegos: «Esos son nuestros antepasados, y nos parecemos á ellos.» #La adoración de las montañas#

En Vetusta las señoras no quieren las butacas, que, en efecto, no son dignas de señoras, ni butacas siquiera; sólo se degradan tanto las cursis y alguna dama de aldea en tiempo de feria. Los pollos elegantes tampoco frecuentan la sala, o patio, como se llama todavía.

Cuando yo me veo así separado de toda dicha por un mar sin orillas; cuando me siento aplastado, anonadado por la desesperación; cuando observo cómo todas mis facultades se degradan y se irritan en este estado de convulsión y de dolor; cuando intento calcular hasta qué punto ligeras modificaciones de circunstancias o de temperamento pueden influir sobre nuestras más graves resoluciones, y cuando reflexiono sobre tantos desgraciados de sensibilidad ardiente que el cielo ha arrojado entre las contrariedades y las luchas de la vida, me extraño menos de contar un tan gran número de reputaciones escritas con sangre, y me indigno de los juicios insensatos de la multitud.