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Es incalculable el número de bellos romanceros, sonetos y madrigales compuestos en honor de esta gentil doncella por todos los poetas españolesBastome leer esto para comprender que los dignos reporters habían visto visiones. Traté de averiguar la verdad, y de la verdad que averigüé resultó este libro. Despidámonos para siempre de esta tumba, de la cual se ha hablado en El Times.

Hay tantos testigos diferentes de los seres que han vivido durante la incalculable serie de los siglos pasados, como fragmentos esparcidos existen. Sin ser minerálogo ni geólogo de profesión, el viajero que sabe mirar, ve perfectamente cuál es la maravillosa diversidad de las rocas que constituyen la masa montañosa.

Iba a la redacción el primero y salía el último; sus artículos, llenos de cordura, de sensatez, de prudencia, daban vuelta siempre a los asuntos sin entrar en ellos; el general encontraba esto más conforme con las reglas de la estrategia, que el apoderarse del asunto «descubriendo el cuerpoAdemás, tenían la incalculable ventaja de que comenzaban y terminaban constantemente del mismo modo, con ligerísimas variantes.

Y no obstante, hay allí un germen de consecuencia incalculable, destinado tal vez á revolucionar el mundo. Frente de la portada veo el retrato de dos niños, muerto el uno y expirante el otro en un hospital de Florencia. Estas criaturas se habían manifestado mutua simpatía.

Salía con alguna frecuencia de casa, y su aparición en coche descubierto, causaba siempre cierta sensación. La verdad es que estaba preciosa con sus ricos trajes de luto, llegados de París. Por coquetería debiera vestirse de negro, pues era incalculable lo que realzaba este color el brillo nacarado de su tez, los reflejos dorados de sus cabellos.

Los otros tontos, los que creían que Guimarán era ateo de puro malvado y de puro sabio, mirarían aquella conquista como cosa muy seria, como una ganancia de incalculable valor para la Iglesia.

; bien muerto estaba. Su vida no había servido para aliviar uno solo de los males que afligen a los humanos. En cambio, había causado a los pobres un daño incalculable predicándoles la humildad, infiltrando en sus espíritus la sumisión, la creencia del premio en un mundo mejor.

No había arte en el mundo que pudiese embellecer su horripilante mascarón. Una noche, al pasar por la Puerta del Sol, fijáronse los dos en los gritos de los vendedores de periódicos. Pregonaban «la horrible catástrofe» ocurrida aquella mañana, con incalculable número de muertos y heridos.

Mariana le suplicaba que no fuese excesivamente severo con ellos; serían tal vez padres de familia. Mas no lograba ablandarle. Indudablemente, sus principios de justicia municipal eran más inflexibles que sus músculos cervicales, a juzgar por el número incalculable de veces que volvía la cabeza hacia el sitio en que Esperancita y Pepe departían. No estaba celoso.

De esta manera, la multitud de tesoros que dieron los bosques y las montañas para Tomasín, fue incalculable. Circundado de juguetes tales como jamás los tuvo niño alguno en el país de las hadas, es de esperar que Tomasín viviese satisfecho.