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Por último, deseo hacer una declaración; cada vez que me he referido a la nueva generación no he querido mencionar sólo los jóvenes educados en las escuelas laicas del gobierno, sino todos los jóvenes educados en las ideas modernas, todos los hombres y mujeres de cualquiera edad, que tirando a un lado el pesado fardo del Legado del Ignorantismo, han aceptado las ideas modernas, han modificado su mentalidad, se han modernizado gracias al ejemplo y al contacto de los representantes de la democracia americana.

El filósofo, sobre todo, cargaba de tal modo a su caballo, que el desgraciado animal se doblegaba bajo el peso de las mercancías; no obstante, el filósofo continuaba acumulando fardo sobre fardo, mientras murmuraba: Una vez en el camino de Vejer, será preciso que Dios te preste las alas de un serafín para que me alcances, fraile.

Siguieron a esto frases de un orden más romántico que financiero, en las cuales el desgraciado señor expresó una vez más el consuelo que experimentaba su alma dolorida respirando la atmósfera de aquella casa, y descargando el fardo de sus penas en la indulgente persona que ocupaba ya el primer lugar en su corazón y en sus pensamientos. Rosalía se retiró de la ventana con la cabeza trastornada.

El coste del bejuco, petate y trabajo que representa cada fardo asciende á unos 25 céntimos de peso que con el recargo de un 5 más en bulto que puede apreciarse por deterioro de material y tanto por ciento del capital invertido en el almacén, suma un total de gastos de 25 céntimos de peso por fardo.

Teníanle trabajando en el escritorio o en el almacén desde las nueve de la mañana a las ocho de la noche, y había de servir para todo, lo mismo para mover un fardo que para escribir cartas. Al anochecer, solía su padre echarle los tiempos por encender el velón de cuatro mecheros antes de que las tinieblas fueran completamente dueñas del local.

El se adelantó sin vacilar y pidiole que le excusara, pues el sol estaba tan en su fuerza que había entrado a guarecerse a la sombra y descansar un momento del pesado fardo que llevaba. Ramiro quiso indignarse, pero el bien del sustento le ablandaba la voluntad.

Cuando por hasta el cielo su voz vuela ligera, soy como el pobre esclavo sentado en la ladera, que al borde del camino deja el fardo cruel. Me siento descansado, que la carga espantosa de penas y de errores que agobia mi alma ansiosa, tu rezo bendecido hace volar con él. á rogar por tu padre.

Robusto, ancho de espaldas, dobladote como se dice vulgarmente, tenía una fuerza y un vigor hercúleos. A su edad nadie alardea de vigoroso y fuerte, y Andrés dejaba atónitos a los mozos más fornidos en eso de echarse a cuestas un fardo y levantar y poner en el mostrador un barril de aguardiente.

A pesar de estas raras dotes, Barbarita, si alguna vez le encontraba en la calle o en la tienda de Arnaiz o en la casa, lo que acontecía muy pocas veces, le miraba con el mismo interés con que se puede mirar una saca de carbón o un fardo de tejidos.

Cuando volviese a tierra recobraría el fardo de sus compromisos y antiguos afectos. Esta juventud de carne primaveral y firme como la pulpa verde, y con un perfume semejante al de los jardines después del rocío, era un regalo de la buena suerte para compensarlo de su desilusión de aquella tarde. ¡A vivir!...