United States or Namibia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mirando nuestras banderas rojas y amarillas, los colores combinados que mejor representan al fuego, sentí que mi pecho se ensanchaba; no pude contener algunas lágrimas de entusiasmo; me acordé de Cádiz, de Vejer; me acordé de todos los españoles, a quienes consideraba asomados a una gran azotea, contemplándonos con ansiedad; y todas estas ideas y sensaciones llevaron finalmente mi espíritu hasta Dios, a quien dirigí una oración que no era Padre-nuestro ni Ave-María, sino algo nuevo que a se me ocurrió entonces.

En tanto, el héroe se consumía tristemente en Vejer viendo sus laureles apolillados y roídos de, y meditaba y discurría a todas horas sobre un tema importante, es decir: que si Córdova, comandante de nuestra escuadra, hubiera mandado orzar a babor en vez de ordenar la maniobra a estribor, los navíos Mejicano, San José, San Nicolás y San Isidro no habrían caído en poder de los ingleses, y el almirante inglés Jerwis habría sido derrotado.

Aquella voz alegre me produjo una sensación indefinible, una sensación no si de miedo o de vergüenza: lo que puedo asegurar es que una resolución súbita me arrancó de la puerta, y salí del jardín corriendo, como un ladrón que teme ser descubierto. Mi propósito era inquebrantable. Sin perder tiempo salí de Medinasidonia, decidido a no servir ni en aquella casa ni en la de Vejer.

Deseoso de tomar parte en la conversación, para lo cual le autorizaba la confianza que tenía en la casa, abrió la puerta y se presentó en el cuarto de mi amo. Antes de pasar adelante, quiero dar de éste algunas noticias, así como de su hidalga consorte, para mejor conocimiento de lo que va a pasar. D. Alonso Gutiérrez de Cisniega pertenecía a una antigua familia del mismo Vejer.

¡Por la Virgen, huid! exclamó , ¡huid! los aduaneros me persiguen; hemos sido traicionados por el marino Punto. El ha indicado el lugar del desembarque al alcalde de Vejer; le ha prometido matar al gitano y le ha prometido además aumentar el desorden que produciría su muerte, largando las amarras de la tartana para dar tiempo a los aduaneros de llegar y de cortaros la retirada.

Mi amita se casó en Vejer al amanecer de un día hermoso, aunque de invierno, y al punto partieron para Medinasidonia, donde les tenían preparada la casa. Yo fui testigo de su felicidad durante los días que precedieron a la boda; mas ella no advirtió la profunda tristeza que me dominaba, ni advirtiéndola hubiera conocido la causa.

Mi amita le había conocido en la iglesia, y el pérfido amor se apoderó de ella, mientras rezaba; pues siempre fue el templo lugar muy a propósito, por su poético y misterioso recinto, para abrir de par en par al amor las puertas del alma. Malespina rondaba la casa, lo cual observé yo varias veces; y tanto se habló en Vejer de estos amores, que el otro lo supo, y se desafiaron.

El filósofo, sobre todo, cargaba de tal modo a su caballo, que el desgraciado animal se doblegaba bajo el peso de las mercancías; no obstante, el filósofo continuaba acumulando fardo sobre fardo, mientras murmuraba: Una vez en el camino de Vejer, será preciso que Dios te preste las alas de un serafín para que me alcances, fraile.

D. Pedro en Vejer en casa de mi primo D. Alonso y desde entonces se prendó de de tal modo, que no ha vuelto a encontrar en toda la Andalucía mujer que le interesara.

«¿Pues qué pasa? ¿A dónde va usted, señor D. Rafael?», le preguntó mi ama. Debo de haber dicho que Malespina era oficial de Artillería, pero no que estaba de guarnición en Cádiz y con licencia en Vejer. «Como la escuadra carece de personal añadió , han dado orden para que nos embarquemos con objeto de hacer allí el servicio.