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Se dice de Cristo que ayunaba; pero no que estuviera días y días sin probar bocado. Al contrario, su institución fundamental, la Eucaristía, la hizo cenando...». Con esto, Maxi se avino a tomar un plato de sopa y un poco de vino; pero de aquí no le hicieron pasar. Después parecía más exaltado.

La religión consistía de ordinario en un empleo perfectamente supersticioso de los sacramentos del bautismo y la eucaristía; un temor constante de la actividad del diablo; un uso singularmente mecánico de los formularios; una intensa ansiedad de poseer o de beneficiarse por las reliquias, cuya fácil manufactura debe haber enriquecido a muchos; un temor crónico de la brujería; y una concepción tan literal del purgatorio y del infierno, que su universal fracaso en enmendar o controlar la conducta es una revelación de la inconsecuencia de la moralidad media.

Por este motivo no pudo antes de mediado Octubre, cuando ya el tiempo amenazaba con lluvias, salir con algunos de los más fervorosos; los cuales, confortados antes en el alma con el pan divino de la Eucaristía, habían ofrecido la vida por anunciar el santo nombre de Dios á los que vivían en las oscuras tinieblas de la infidelidad.

CALVINO nunca pudo comprehender con su imaginacion, que el Cuerpo de Jesu-Christo pudiera estar en la Eucaristía y en el Cielo á un mismo tiempo, porque la imaginacion no puede percibir á un cuerpo en dos lugares distintos á un tiempo; de aquí concluyó, que la presencia del Cuerpo de Jesu-Christo en la Eucaristía no era real y verdadera, sino mística.

Algunas formas rectangulares iban apareciendo, aquí y allá, como suspendidas en la atmósfera. Los techos insinuaban su confusión en tonos lechosos, más o menos intensos. El canónigo sentía nacer y flotar una confianza nueva, una bondad respirable, una media luz gozosa y virginal, que él asemejaba a la claridad que la eucaristía difunde en el alma.

Una noche, después de haber trabajado hasta muy tarde, a la luz del candil, soñó que aderezaba la saya para sus bodas espirituales, bordando sobre briscada estofa los Nueve Coros angélicos y los símbolos de la Trinidad y de la Santa Eucaristía. De pronto parécele que la quitan la aguja de las manos.

Al mismo tiempo era cosa entendida que todos, excepto los sirvientes y los jóvenes, debían recibir el sacramento de la eucaristía en una de las grandes fiestas. El propio squire Cass comulgaba en Navidad; mientras que los que eran considerados buenos cristianos, iban a la iglesia más a menudo, pero con moderación, sin embargo. La señora Winthrop se contaba entre estas últimas.

Las poblaciones de los campos de Buenos Aires irian tomando otro incremento y extension, particularmente si se reuniesen á ellas los vecinos, que en despoblados dispersos habitan en chácras, como está mandado por repetidas reales cédulas: pues este disimulo es perjudicialísimo al bien espiritual de aquellas almas, y legislacion real, porque carecen de instruccion cristiana en nuestros sagrados dogmas; rara vez frecuentan los santos sacramentos de la penitencia, y eucaristía, y casi no tienen, ó reconocen á quien obedecer y temer: de modo que poco se diferencian de los indios salvages.

El trabajo de velar por los intereses de la religión, de mantener viva en aquel pueblo la antorcha de la fe, que era para él antes un manantial de puros goces, se le hizo molestísimo, odioso; se convirtió en un tormento. ¿Con qué derecho subía a la cátedra del Espíritu Santo a exponer la divina palabra, o escuchaba en el confesonario los pecados del creyente, o elevaba en el altar la sagrada Hostia, él, que dudaba si las palabras del Evangelio fueron o no pronunciadas por Jesús, si la confesión auricular era ley divina o una institución creada en interés de la hierocracia, si el sacramento de la Eucaristía encerraba una verdad sublime o era una reminiscencia de los símbolos y misterios de las religiones del Oriente?

El licor brillaba con reflejos de topacio engastado en oro. «¡Cómo lo miras, bribona! pensó la escéptica y observadora doña Lupe . Esa es la Eucaristía que a ti te gusta, el Pajarete...». Y viéndoselo tomar, decía la muy picarona: «Eso, saboréate bien, y relámete. No lo hacías así cuando recibías a Dios...».