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¡Ay, inhumano juez, justicia dira, Que tal justicia quieres sin justicia Egecutar agora en quien suspira Por solo pan sin otra mas codicia! Si aquesto no te mueve, solo mira Que no ha pecado aqueste de malicia; Que solo por la isla ha caminado En busca de comida, y se ha tornado.

D. Nicolas Herrera, que deseaba mas que todos llegase el caso de egecutar el saqueo, publicaba en todas partes el razonamiento de Pagador, y continuando sus diligencias, entró en casa de D. Casimiro Delgado, que á la sazon estaba jugando con D. Manuel Amezaga, cura de Challacollo, y con Fray Antonio Lazo, del Orden de San Agustin.

Máxima, á la verdad, que si se hubiera seguido por sus subordinados, podia temerse con razon, y segun la disposicion en que se hallaban los ánimos de aquellos habitantes, hubiera dado al traves con las pocas reliquias de fidelidad que habian quedado: pudiéndose asegurar esto sin recelo de exceder los límites de una prudente congetura, pues, aunque en las ciudades capitales y en algunos rincones de pocas provincias, se aparentaba mucho afecto al partido del Rey, estaban muy pocos corazones de parte del Soberano; y si el tirano hubiese tenido ocho ó diez sugetos capaces de conformarse y egecutar sus deliberaciones, se hubiera visto seguramente representar en el Perú la segunda parte de la catástrofe acaecida en las colonias Anglo-Americanas, y el nombre de Tupac-Amaru y el de sus subalternos, en los siglos venideros seria tan admirado y respetado como el de Washington y de los demas generales de aquella nueva república.

Asimismo dejo á parte el puerto de San Antonio, pues con el de San José tienen bastante auxilio los enemigos de la corona para venir á este rio, y para egecutar desde él todas las operaciones á que los conduzcan sus ideas.

Contemplando lastimosamente la noticia que corre por acá, de que en ese pueblo de Santiago han muerto los naturales á su Gobernador, y no á que español criollo; amonesto á dichos indios naturales se contengan en egecutar estas muertes, que sin tener facultades ni motivos las hayan cometido, que eso no manda nuestro piadoso Monarca, sino solo rebatir el mal gobierno con el exterminio ó expulsion de los corregidores europeos, y que armados todos los indios y españoles criollos, le defendamos, en caso de que por alguno de los puertos de este reino venga alguna armada de soldados contrarios, y opuestos á su corona.

Estaba surto en el puerto otro capitan que iba á Méjico, y él en tierra con 150 hombres: el cual, habiendo sabido el robo de la muger, procuraba la paz entre nosotros y los de la ciudad, con que se les entregasen D. Jorge de Mendoza, la hija y la criada; y habiendo entrado el capitan Peyne y el gobernador de la isla en nuestro navio para egecutar lo pactado, D. Jorge les dijo, que aquella era su muger, y ella que su marido; y al punto se desposaron con gran dolor y tristeza del padre de la muchacha.

Que habia la esperanza de conseguir la real clemencia, si persuadian á los indios, y los PP. mismos en persona viniesen á él con los caciques y cabildos rendidos y humillados: porque si no lo hacian así, luego al punto habia de egecutar todo lo contrario, vistas y oidas las cosas.

Dia 23. Estando la gente formada para marchar, dió órden el Comandante al Sargento Mayor, D. Pascual Martinez, que siguiese la marcha, y luego que se traslomase á distancia de media legua, hiciese alto: y quedándose el dicho Comandante con 12 hombres, el cacique Lepin y Lincon, habièndoles dado la órden á estos de lo que habian de egecutar, viendo ya que era hora, sacando un pañuelo blanco del bolsillo, que era la seña, acometieron á dichos indios y los mataron. Y llegando el Comandante con los dichos 12 hombres, donde lo esperaba la armada, mandó juntar á todos los demas caciques, manifest

Este suceso consternó no poco los ánimos, y se determinó juntar un consejo de guerra, para resolver lo que se habia de egecutar, atendida la situacion en que se hallaban, y las ventajas conseguidas por el rebelde en Sangarara y otros parajes, y á que tambien habian caido en sus manos en Ayabirí, la mayor parle de la pólvora y balas que se habian acopiado para la defensa.

Esperimentóse esta verdad en Macha; pues logrando en aquel engañado pueblo, Tomas Catari, todos aquellos rendimientos que son gages de la autoridad, y olvidado del no esperado beneficio de su libertad, dió agigantado vuelto á sus ideas, por la desconcertada fantasia de los indios, graduando la soltura de su caudillo por efecto del temor que habia infundido con sus insolencias; y persuadidos por el nuevo método que se seguia con ellos, no era la piedad la que obraba, para atraerlos suavemente á sus deberes, se creyeron autorizados para egecutar las mas sangrientas crueldades, siendo como consecuencia, se vean estas sinrazones donde no se conoce ni domina la razon.