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Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín, antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes prodigaba a Margarita.

No creo yo que sea posible ir más allá de donde, no si por mi ventura o mi desdicha, reconocida; obligada y enamorada me siento; y no extrañéis que esto delante de esta doncella aquí presente os diga, que ella es mujer, y sabe, o si no lo sabe lo barrunta, los rendimientos de amor a que puede llegar una mujer enamorada, no embargante la honestidad y la honra, que prendas preciosas son estas del alma, y no pueden perderse sin que antes se pierda el temor de Dios.

La posesión de D. César no era grande ni feraz. Los terrenos de las colinas no son como los del valle, regados por todas las aguas que de ellas bajan. Pero estaba tan admirablemente cuidada, que alegraba la vista y daba mayores rendimientos que las mejores del llano.

Juan, ayudando al señor Aubry a incorporarse sobre las almohadas, dijo: Podemos arreglarnos de manera que usted cumpla sus promesas sin tocar los rendimientos de la fábrica, indispensables a nuestra producción y a la reconstitución del capital perdido en el banco Raynaud. ¿Cómo? ¡di pronto!... ¿Por qué medios? Yo he buscado y no he encontrado nada... Es muy sencillo.

Al apreciar toda aquella riqueza, y al calcular la tierra que debía poseer para lograr tales cosechas, no pudimos menos de reflexionar los pingües rendimientos que podría producirle al Estado la introducción de una módica contribución territorial.

Pero la verdad es que le halagaba no poco la consideración de que, si bien se corrían riesgos al tomar un papel tan barato y de tan pingües rendimientos, en cambio, si llegaba a mantenerse firme, se hacía el negocio más bonito que pudiera imaginarse. Y como tanto le empujaba el estímulo como le detenía el temor, faltábale energía para adoptar una resolución terminante.

Para que Miguel de Zuheros reconociese que no era amor lo que por él sentía, sino gratitud a sus rendimientos y obsequios y cierta vaga e indecisa predilección doña Sol atrajo y cautivó, aunque con menos marcados favores, con menos blandas sonrisas y con miradas menos dulces y más fugaces, a otro caballero de los que en la corte asistían. El remedio fue peor que la enfermedad.

Empleado Morsamor en sus rendimientos y obsequios a doña Sol, no había vuelto a ver y apenas había recordado a donna Olimpia, desde que la vio salir de Belén el día del Rey: pero donna Olimpia, aunque distraída y empleada también a su manera, nunca había dejado de recordar a Morsamor desde entonces, porque le hizo impresión viva y profunda y porque daba por cierto que en toda nuestra península no había ni podía haber galán más apuesto y hermoso, ni más gallardo y gentil hombre.

Pero ni el nene había soñado jamás con la piedra filosofal, ni reparaba en los rendimientos de sus empresas cuando maldito el capital arriesgaba en ellas.

Pero ésta, que a pesar de su modestia y discreción, estaba dotada, sin poderlo remediar, de una índole arisca, descontentadiza y desamorada, abrumaba a los príncipes con su desdén, y de ninguno de ellos se le importaba un ardite. Sus discreciones le parecían frialdades, simplezas sus enigmas, arrogancia sus rendimientos y vanidad o codicia de sus riquezas el amor que le mostraban.