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Unas decían: «Esperadme ocho días más, porque si bien nuestro asunto está terminado, no quiero marcharme sin hacer una pequeña contrata de pinos, pues desde aquí oigo los gritos de la casa de los Cigarrales pidiéndome que la ensanche». Más adelante escribía: «Con estos malditos temporales no hay carricoche que se atreva con las Siete Revueltas», y una semana después se disculpaba así: «Un excelente amigo, que vive en la misma posada, ha caído en cama con tan fuerte pulmonía que no me es posible abandonarle en este solitario pueblo.

Acaso resultara demasiado minucioso y rigorista en estos exámenes; pero él los disculpaba diciendo que si a un caballo de carrera se exigen innumerables cualidades para ser calificado de bello, muchas más deben desearse reunidas en la mujer, que es lo principal de la vida para todo hombre de mediano entendimiento.

Llegó, pues, esta gente que guardaba La nave vizcaina, y en llegando Al piloto unos grillos luego echaba El Juan Ortiz la cosa exagerando. El preso su venida disculpaba, El miedo por escusa presentando, Diciendo: "que en la nave

Estaba allí como el pájaro en la selva, cantaba donde, cuando y lo mejor que le parecía, porque la misma multitud le servía de escondite, y su obligada agitación disculpaba sus incesantes vuelos de rama en rama; y como los hombres tontos son los ecos de estas soledades, siempre había flotando sobre los rumores del concurso alguna melodía de sus cánticos, llevada de boca en boca, con la mejor intención del mundo, pero con el afán y la rapidez con que se propagan de ordinario todos los falsos testimonios.

El amor á su hijo y el patriotismo eran dos sentimientos profundos que, enlazados y confundidos, ocupaban todo su corazón. Bozmediano, hijo, que es el que más conocemos, era un joven de excelentes prendas; pero tenía un defecto que la edad disculpaba. Era tan aficionado á las muchachas, que el galantearlas entretenía la mayor parte de su vida, robando tal vez á la patria grandes servicios.

No, señor; un momento nada más... y eso porque Soleá me había pasado dos recaos, uno hace quince días y el otro ayer mismo, por un amigo que la vió en la tienda de la Parra... Se disculpaba todavía con empeño, sin convencerse de que Velázquez no estuviese enfadado. No importa que entres y salgas en mi casa cuando bien te venga... Te lo he preguntao por hablar algo.

Don Manuel no era ningún lince, pero afiliado platónicamente desde muchos años atrás al partido moderado puro, hecho a leer periódicos, conocía la rutina; y había tomado tan a contrapelo el chasco de González Bravo y la marcha de Isabel II, que se disparaba, poniéndose a dos dedos de ahogarse, cuando el sobrino, por molestarle, le contradecía, disculpaba a los revolucionarios, repetía las enormidades que la prensa y las lenguas de entonces propalaban contra la majestad caída, y aparentaba creerlas como artículo de fe.

A esa hora se retiró a casa y don Rosendo también, el cual encontraba a su yerno harto distraído y preocupado. Gonzalo se disculpaba diciendo que le irritaba mucho la bilis la conducta de los amigos de Maza. Fuéronse a dormir. A eso de las once, cuando todo estaba en silencio, nuestro joven salió sigilosamente de casa y emprendió a pie por el camino de Tejada.

No hay más remedio sino que vas. ¿Dónde vive tu tío? Calle de Válgame Dios. ¡Jesús, qué lejos! No vayas allá ahora. Lázaro tenía un vivo deseo de llegar pronto á casa de su tío: ya se comprenderá por qué. Pero le era humanamente imposible, porque su cariñoso amigo le llevaba casi por fuerza al club. Además, las razones con que disculpaba aquella determinación tenían también algún peso en su mente.

Y en caso afirmativo, ¿disculpaba su resolución con la verdad? procediendo así, ¿qué hacia ella? ¿Le culpaba a él, o culpaba a su madre? ¿La mataban el dolor y la vergüenza, o se resignaba y vivía?