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Y el cuidado y compostura que desplegaban los holgazanes que estaban parados delante de las ventanillas, según inveterada costumbre, arreglando sombreros y corbatas, indicaba además que la mujer era bonita: todo lo cual observaba desde la banqueta, don Jacobo Melín, con sonrisa filosófica.

Desplegaban por millares las ortigas de mar sus hilos urticantes, proyectando un veneno que aturdía á la víctima y la hacía caer en su corola, boca y ano al mismo tiempo. De una voracidad sin límites, se apoderaban, fijas en su roca, de pescados más grandes que ellas, y al presentir un peligro se encogían de tal modo, que era difícil verlas.

Todo ello tenía dimensiones homéricas; y como el cielo, la tierra y el mar que se desplegaban ante nuestra vista eran los mismos de hace veintidós siglos, hubo momentos en que perdí toda conciencia del tiempo, ó en que confundí lo pasado con lo presente, y aun con lo futuro, que era el eclipse.....

Su elevada posición social, su ilustración y el importante papel que hacía en la sociedad sevillana, contribuyeron poderosamente á que su propaganda en favor del protestantismo le diera muchos resultados, logrando, durante bastante tiempo, que ni á las autoridades eclesiásticas ni á las seculares trascendiera su conducta, apesar de la actividad que éstas desplegaban para destruir y aniquilar cuanto en Sevilla tuviera sospecha siquiera de luteranismo.

En días de gran venta, cuando había muchas señoras en la tienda y los dependientes desplegaban sobre el mostrador centenares de pañuelos, la lóbrega tienda semejaba un jardín. Barbarita creía que se podrían coger flores a puñados, hacer ramilletes o guirnaldas, llenar canastillas y adornarse el pelo. Creía que se podrían deshojar y también que tenían olor.

Cuando algo por el estilo acontecía, por ejemplo, cuando un carromato cargado de valiosas mercancías había sido trasbordado subrepticiamente á tierra, en pleno mediodía, bajo sus mismas narices, sin que se lo olieran, era de ver entonces la energía y actividad que desplegaban, cerrando á doble llave todas las escotillas y aperturas del buque delincuente, redoblando la vigilancia, de tal modo, que en vez de recibir una reprimenda por su anterior negligencia, parecía que eran más bien acreedores á todo elogio por su celo y sus medidas precautorias, después que el mal estaba hecho y no tenía remedio.

De sus paños y tocas las banderas Al aire desplegaban á menudo: Las mismas que salian las primeras Tornaban á salir, y nunca pudo El Ingles entender estas quimeras; Que guarda Dios, si quiere, sin escudo, Y donde él no envía sus favores, Enbalde son humanos guardadores.

Mucho rigor y vigilancia desplegaban las madres en lo tocante a relaciones entre las llamadas arrepentidas, ya fuesen Filomenas o Josefinas. Eran centinelas sagaces de las amistades que se pudieran entablar y de las parejas que formara la simpatía. A las prójimas antiguas y ya conocidas y probadas por su sumisión, se las mandaba a acompañar a las nuevas y sospechosas.

En él soñaba, en él se libertaba de la realidad, el rey legendario; en él sus miradas se volvía a lo interior y se bruñían en la meditación sus pensamientos como las guijas lavadas por la espuma; en él se desplegaban sobre su noble frente las blancas alas de Psiquis... Y luego, cuando la muerte vino a recordarle que él no había sido sino un huésped más en su palacio, la impenetrable estancia quedó clausurada y muda para siempre; para siempre abismada en su reposo infinito; nadie la profanó jamás, porque nadie hubiera osado poner la planta irreverente allí donde el viejo rey quiso estar solo con sus sueños y aislado en la última Thule de su alma.

Las madres desplegaban un celo escrupuloso en separar durante las horas de descanso a las que en las de trabajo propendían a juntarse, obedeciendo las naturales atracciones de la simpatía y de la congenialidad.