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El Republicano decía el otro día que «la autoridad no es más que un convenio entre gobernantes y gobernados». ¡Aquí hay muchos unitarios todavía! La autoridad se funda en el asentimiento indeliberado que una nación da a un hecho permanente. Donde hay deliberación y voluntad, no hay autoridad.

46. Era el dia de la fiesta de la Asumpcion, cuando tres Luisistas, que poco con astucia y perfidia habian sido cautivados en el Rio Verde, (ó como dicen los Portugueses, Pardo, siendo por ellos mas conocido con este nombre) el dia antes de la fiesta se aparecieron en este puerto, cuando menos los esperaban. Estos contaban las siguientes cosas, es á saber: que despues de haber pasado dos semanas de cautiverio en la fortaleza del Rio Pardo, los llevaban rio abajo en una lancha á otro fuerte de los Portugueses, situado en la boca del Rio Grande, y de aquel grande estanque, para que fuesen presentados al Virey y autor de todos estos males el iniquísimo Gomez Freire. Eran 50 los cautivos, custodiados por 15 ó 16 Portugueses que los acompañaban. Por lo que, vista tan pequeña guardia, y incitados por algunos españoles que iban allí, los cuales dijeron que los llevaban á matar, conspiraron en matar la guardia, y ponerse en libertad, y no prevalecieron los pareceres de algunos que no aprobaban el motin por defecto de armas y discordia de los ánimos. La última deliberacion fué contra los Portugueses, y así inopinadamente acometieron

La vi agitar los brazos en medio de ellas narrando, al parecer, el suceso con vehemencia, y observé que algunas lágrimas se desprendían de sus ojos, sin que por eso perdiesen la expresión dura y sombría. Asunción permaneció sentada, con la cabeza baja y ocultando el rostro entre las manos. En el grupo de Lolita hubo acalorada deliberación.

D. Juan José de Vertiz, noticiando los motivos de esta deliberacion; y ya por las enfermedades que se padecieron en dicho puerto de San Julian, por el desabrigo, larga navegacion, alimento de carnes saladas, y otras causas, acabaron de levantar el universal clamor contra ambos establecimientos; cuyas continuadas quejas y suspiros abrieron en el benignísimo corazon del Sr.

La moralidad no se mide nunca por el resultado; los quilates de ella se aprecian por lo inmanente; esto es, por los motivos que han impulsado á querer, por la mayor ó menor deliberacion que ha precedido al acto de la voluntad, por la mayor ó menor intensidad de este mismo acto.

La vi agitar los brazos en medio de ellas narrando, al parecer, el suceso con vehemencia, y observé que algunas lágrimas se desprendían de sus ojos, sin que por eso perdiesen la expresión dura y sombría. Asunción permaneció sentada, con la cabeza baja y ocultando el rostro entre las manos. En el grupo de Lolita hubo acalorada deliberación.

Un año, Urquiola, siendo estudiante del último curso, se había cubierto de gloria sustentando un tema propuesto por los maestros tras larga deliberación. «¿Los Borbones, subiendo al cadalso en Francia, expiaron los atentados de su familia contra la Compañía de Jesús?»... Urquiola sostuvo la afirmación, demostrando que la guillotina había sido un medio indirecto de Dios para castigar á los reyes que osaron expulsar de sus dominios á los jesuítas. ¡Muerte é infierno para los que se atrevían á perseguir á los verdaderos representantes de Jesús!... Su contradictor mantuvo opiniones de dulzura y olvido, objeciones humildes y tímidas, preparadas por los maestros.

ESCIPIÓN. Confieso, señora, que es una cuestión peliaguda. Permitidme consultar con mis camaradas. CLEOPATRA. Hacedlo. ESCIPIÓN. ¡Señora! CLEOPATRA. Soy toda oídos. ESCIPIÓN. Mis camaradas, los señores romanos de la antigüedad, tras una larga deliberación, me han encargado que os diga que tendréis nuevos niños. ESCIPIÓN. ¡Lo juramos! ¡Juremos todos, señores!

Había vuelto á ser mujer: hablaba plácidamente con él, sonreía á les gendarmes encargados de su custodia, hacía elogios del ejército... «Unos franceses, unos caballeros, eran incapaces de matar á una mujer...» El maître no se sorprendió al ver el gesto triste y enfurruñado de los militares al salir de su deliberación.

Por la lei de Moisen os rogamos i suplicamos tengais por bien de hacer ayuntamiento é inviarnos con toda brevedad la deliberacion que en ello habeis hecho. Chamorro, príncipe de los judíos en España.» =La misma carta en otro estilo.=