Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de junio de 2025
Me voy cansando de mi residencia en este lugar, y cada día siento más deseo de volverme con Vd. y de recibir las órdenes; pero mi padre quiere acompañarme, quiere estar presente en esa gran solemnidad y exige de mí que permanezca aquí con él dos meses por lo menos. Está tan afable, tan cariñoso conmigo, que sería imposible no darle gusto en todo. Permaneceré, pues, aquí el tiempo que él quiera.
Lo mejor es callarme; combatir en silencio, si la tentación llega a asaltarme de veras; y tratar de abandonar cuanto antes este pueblo y de volverme con Vd. 19 de Mayo. Gracias a Dios y a Vd. por las nuevas cartas y nuevos consejos que me envía. Hoy los necesito más que nunca.
»Con esta buena fee, el buen capellán pidió al retor mandase dar los vestidos con que allí había entrado el licenciado; volvió a decir el retor que mirase lo que hacía, porque, sin duda alguna, el licenciado aún se estaba loco. No sirvieron de nada para con el capellán las prevenciones y advertimientos del retor para que dejase de llevarle; obedeció el retor, viendo ser orden del arzobispo; pusieron al licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes, y, como él se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco, suplicó al capellán que por caridad le diese licencia para ir a despedirse de sus compañeros los locos. El capellán dijo que él le quería acompañar y ver los locos que en la casa había. Subieron, en efeto, y con ellos algunos que se hallaron presentes; y, llegado el licenciado a una jaula adonde estaba un loco furioso, aunque entonces sosegado y quieto, le dijo: ''Hermano mío, mire si me manda algo, que me voy a mi casa; que ya Dios ha sido servido, por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio: ya estoy sano y cuerdo; que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible. Tenga grande esperanza y confianza en
Creo inútil firmar.» Cristeta pensó: «¡Qué lacónico y qué escamado! Lo que él quiere es visita, entrevista para empezar a mentir, ponerse cariñoso y volverme loca. No, pues todavía no.» Llegado el día de la segunda cita entre Julia y don Juan, éste acudió primero.
Y sin entrar en más contestaciones y sin volverme hacia D. Oscar, cuyos ojos sentía siempre posados sobre mí, dije: Vaya, señores, ustedes tendrán que hablar... Hasta la vista. Vaya usted con Dios, amigo... Y que el asunto se arregle del todo me respondió Suárez. Don Oscar no dijo una palabra.
No quiero decir con esto, que no haya vuelto a cometer necedades desde entonces, ¡oh, no! eso sucedía aún, bastante a menudo, pero logré volverme seria y adquirir un sosiego relativo. Por otra parte, si mi tío me había reprendido había sido en previsión del porvenir, porque entonces me hallaba en un medio social en el que mis acciones y palabras eran juzgadas con la mayor indulgencia.
SANCHO. ¡Ay, que me muero de amor Y estoy rabiando de celos! Salen DON TELLO y ELVIRA. ELVIRA. ¿De qué sirve atormentarme, Tello, con tanto rigor? ¿Tú no ves que tengo honor, Y que es cansarte y cansarme? D. TELL. Basta, que das en matarme Con ser tan áspera y dura. ELVIRA. Volverme, Tello, procura A mi esposo. D. TELL. No es tu esposo; Ni un villano, aunque dichoso, Digno de tanta hermosura.
No queriendo dar a entender que desconocía este enérgico modo de anunciarse, ni desairar el agasajo de quien sin duda había querido hacérmele más que mediano, dejándome torcido para todo el día, traté sólo de volverme por conocer quién fuese tan mi amigo para tratarme tan mal; pero mi castellano viejo es hombre que, cuando está de gracia, no se ha de dejar ninguna en el tintero. ¿Cómo dirá el lector que siguió dándome pruebas de confianza y cariño?
Después usted la vio en los Cigarrales, según me escribió ella misma; más tarde, ahora, se me muestra tan admirador de ella y tan afligido de mi felicidad, que no puedo menos de volverme caviloso y preguntarme si usted ha tenido o tiene proyectos iguales a los míos, y si esos proyectos se refieren a la misma persona, que es, digámoslo claro, la mitad o la principal parte de mi vida.
No sentía solamente el pesar de encontrarme con la indiferencia y el abandono, donde había creído hallar la oficiosidad de una verdadera amistad, sentía aún más, la amargura de volverme como había venido, con la bolsa vacía.
Palabra del Dia
Otros Mirando