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Actualizado: 27 de junio de 2025
Si creyéndola víctima de la crueldad del otro, le había dado toda la compasión de que su corazón era capaz, ¿no debía, cuando ya el voluntario sacrificio la había rehabilitado, darle una compasión más ardiente aún, la compasión aliméntala por el remordimiento? Toda la seguridad de los juicios se volvía entonces en su contra. ¿Quién era él, que pretendía condenarlo?
¡Oh! no se parece á Clementina ... Pero te decía que me había contenido el temor de que fueses víctima de la señorita Guichard, como lo he sido yo ... He pensado mucho en todas estas cosas desde que volví de mi viaje y he adquirido la certidumbre de que podrás escapar al peligro. ¿Qué es lo que tú quieres, en suma? Una mujer y no una fortuna.
La triste situación de esta mujer, sus gracias naturales, aumentadas con el novelesco encanto del misterio, y la particular organización del médico, que, sin duda harto de estudiar el dolor y la materia, buceaba con placer en las profundidades del espíritu, hicieron que Ruiloz se apasionase por aquella víctima de no sabia qué injusticias.
Una capa se tendió entre la fiera y la víctima, un trapo casi pegado al testuz por unos brazos vigorosos que pretendían cegar a la bestia. Era el Nacional, que, a impulsos de la desesperación, se arrojaba sobre el toro, queriendo ser cogido por éste para librar al maestro. La bestia, aturdida por el nuevo obstáculo, se lanzó contra él, volviendo el rabo al caído.
¡El ahorro! exclamó Aresti. ¡Ahorrar y enriquecerse, teniendo unos cuantos reales de jornal, y viviendo rodeados de gentes de su misma clase que les explotan en el alimento y en la casa!... Eso no intervino Sánchez Morueta, con autoridad. Ya sabes, Luis, que no estoy conforme con tus ideas. El obrero español es víctima de la imprevisión.
Semejante falta de fe en la virtud de los demás, es una de las consecuencias más tristes del pecado. Pero una prueba de que en esta pobre víctima de su propia fragilidad y de la dureza de las leyes del hombre, la corrupción no había hecho mucho progreso, consistía en la constante lucha de su espíritu para creer que ningún mortal era tan culpable como ella misma.
Tres días después unos pescadores encontraron en las playas de Bocanegra el cuerpo del infortunado Fortunato. Su padre, el conde de Pozosdulces, y su jefe, el marqués de Salinas, recelando que el joven hubiera sido víctima de algún enemigo, hicieron aprehender a un individuo sobre el que recaían no sabemos qué sospechas de mala voluntad para con el difunto.
Bonifacio, que a pesar de todo quería a su mujer más que todos los tíos y primos, olvidando el propio crimen, quiso enterarse del mal que padecía la víctima; a duras penas pudo conseguir que Emma, tendida en un sofá y ahogando los sollozos, señalase con una mano en el lado izquierdo la región del bazo. Pero, hija... se atrevió a decir, si eso... no es el hígado. El hígado está al otro lado.
Justina, hija de una mártir cristiana, es elegida para este objeto, y para ser también la segunda víctima del infernal corruptor. El plan se pone al punto en ejecución. Floro y Lelio, dos jóvenes enamorados ciegamente de Justina, pero no correspondidos por ella, invocan la mediación de Cipriano. Este accede á sus ruegos, pero siente en seguida una pasión furiosa por la bella cristiana.
Lo que yo afirmo es que al declararse usted sucesora de la casa de Aransis, ha sido víctima de un gran engaño. Las indagaciones que hemos hecho nos han llevado a averiguar que el autor de esa execrable comedia fue Tomás Rufete, logrando engañar primero a D. Santiago Quijano y después a su hija... ¿Conoció usted a mi tío el Canónigo?
Palabra del Dia
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