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Actualizado: 12 de julio de 2025


Si la mímica ó el arte dramático, la caricatura, el vals fugitivo y el palacio pintoresco pueden aparecer en las grandes metrópolis de la industria, la política y la moda, no así el poema sublime, el cuadro severo de pintura, la obra magistral y divina de arquitectura y escultura, ó las solemnes y graves armonías de Mozart ó Bellini.

Eran parejas que abandonaban el baile por un momento para respirar en la cubierta. Los jóvenes se abanicaban con un papel la faz congestionada, despegándose de la carne el cuello de la camisa, reblandecido por el sudor. Ellas respiraban con ansiedad, llevándose las manos al escote, pero inmediatamente huían de esta frescura para correr al horno del salón, atraídas por un nuevo vals.

Pero Fortunato hizo valer oportunamente sus derechos y el hijo del abogado tuvo que contentarse con un vals ... Mauricio sentía una instintiva hostilidad hacia aquel mozo tan insignificante, ya porque le hiciese responsable de la cautelosa oposición de su padre, ó ya porque le desagradasen sus maneras familiares con Herminia, y no pudiendo contenerse, hizo observar á la señorita Guichard la actitud un poco descomedida del heredero Bobart.

Maltrana predicaba sobriedad y buenas costumbres en un grupo de jóvenes. Después de las locuras de la noche anterior, había que acostarse temprano: así que terminase la fiesta. No debían abusar del pobre cuerpo. Sonaron varios trompetazos anunciando el baile, y poco después la orquesta rompió a tocar un vals en el comedor, todavía desierto.

Creía estar cumpliendo con un mandato de su adorada, dándole un testimonio irrecusable de que sus celos, si los sentía, eran infundados. Cuando terminó el vals, vino, como un caballero de la Edad Media que sale del torneo, a recibir el galardón de las manos de su dama. Pero como no hay dicha completa en este mundo, al mismo tiempo que él se acercó a la niña Cobo Ramírez.

»¿Tendrá razón su padre al decir que las emociones más perjudiciales son las que más apetece? »Al despedirme por la noche me hizo prometer de nuevo que al otro día la complacería tocando el famoso vals de Weber. »Ha pasado bien la noche última, durmiendo con un sueño más tranquilo y reparador que el de costumbre.

Cuando Amaury pasó junto al doctor, éste le dijo en voz baja: ¡Ten prudencia! Pierda usted cuidado repuso Leoville; daremos muy pocas vueltas. Y se lanzaron en medio del torbellino, perdiéndose muy pronto entre las otras parejas. Bailaban un vals de Weber cuyo compás, que al principio era lento y moderado, se animaba gradualmente hasta el final, en que terminaba de un modo vertiginoso.

Los alemanes bailan el vals voluptuoso y alegre, o con el bock en la mano entonan el Gaudeamus igitur, el himno estudiantil a la gloria de la vida material, libre de cuidados. El francés canta entre carcajadas espontáneas y danza con los miembros sueltos, saludando con una risotada sus posturas de una fantasía simiesca.

Y bajo las palmeras seguían desfilando los vistosos trajes, los rostros felices y sonrientes, todo un mundo que no había sentido pasar la desgracia junto a él, que no había lanzado una mirada sobre el drama de la miseria; y el vals elegante, rítmico y voluptuoso, himno de la alegre locura, deslizábase armonioso sobre las aguas, acariciando con su soplo la eterna hermosura del mar.

El señor de Lavardens vino a invitarme para este vals, y le respondí que os lo había prometido... , ¿no es verdad, queréis? ¡Estrecharla en sus brazos, respirar el perfume de sus cabellos!... Juan estaba desesperado... No se atrevió a aceptar. Siento, señorita; mas no puedo... no me encuentro bien esta noche. He venido por no partir sin despedirme; pero bailar es imposible.

Palabra del Dia

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