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Actualizado: 12 de octubre de 2025
Y todo esto era porque hacía mil ochocientos setenta y tantos años había nacido en el portal de Belén el Niño Jesús.... ¿Qué le importaba al órgano? Y sin embargo, parecía que se volvía loco de alegría... que perdía la cabeza y echaba por aquellos tubos cónicos, por aquellas trompetas y cañones, chorros de notas que parecían lucecillas para alumbrar las almas. El templo estaba obscuro.
Sin embargo, en la mayor parte de las corrientes subterráneas de nuestras ciudades, se ha tenido el cuidado de establecer cierta separación entre dos distintas direcciones del agua. Tubos de hierro ó de obra superpuestos, sirven de conductos á distintas corrientes cuya dirección suele ser inversa; unos llevan el agua pura que va á ramificarse por las casas; otros el agua sucia que sale de ellas.
Llegó su mirada al palco de Emma, que sintió los ojos azules y dulcísimos de Minghetti metérsele por los tubos de los gemelos y sonreírle, a ella, como si la conociera de toda la vida y hubiera algo entre ellos. Emma, sin pensarlo, sonrió también, y el barítono, que tenía mirada de águila, notó la sonrisa, y sonrió a su vez, no ya con los ojos sino con toda la cara.
El capitán vió á través de sus gemelos muchedumbres guerreras ocupadas en los quehaceres del despertar, filas de caballos sin jinete que iban al abrevadero, parques de artillería con sus cañones en alto iguales á tubos de telescopio, pájaros enormes de alas amarillas que emprendían su deslizamiento á ras de tierra con rudo traqueteo y poco á poco se remontaban en el espacio, brillando sus alas enceradas con los primeros fulgores del sol.
No pude menos de decir á mi mujer: Cosa notable debe ser ese buen restaurant Champeaux, cuando tan de manifiesto se pone, sin temor de que se le descubran las faltas. Vamos á comer, y empujamos la puerta del dicho Champeaux. Véanos el lector en un salon pequeño, pero adornado de espejos magníficos, de magníficos tubos de gas, y de mesas muy blancas, con un servicio esmerado y gracioso.
Llegaron al fin á una especie de solar grande donde había una miserable casita aislada, rodeada de platanares y palmeras de bonga. Algunos armazones de caña y pedazos de tubos de idem hicieron sospechar á Plácido que se encontraban en casa de algun castillero ó pirotécnico. Simoun tocó á la ventana. Un hombre se asomó. ¡Ah! señor... Y bajó inmediatamente. ¿Está la pólvora? preguntó Simoun.
Grandes salones, un café igual a los de las ciudades, comedores en los que caben cientos de personas, largos y complicados pasillos, lo mismo que en los hoteles, dormitorios de alta numeración, almacenes, músicas, y la gente formando clases separadas, estableciendo divisiones sociales, lo mismo que si estuviéramos en tierra. ¡Qué enorme!, ¡todo qué enorme!... Y esto mirando solamente los barrios privilegiados, el castillo central del buque, con sus recovecos, escaleras, baños, gabinetes de aseo y tubos de calor y de frío.
Cada uno de ellos quedaba cargado con tres mil kilos de mineral, mil quinientos de cok y quinientos de caliza. La carga entraba por arriba en los tubos gigantescos, y lentamente, en el incendio de sus entrañas, formábase el metal que descendía por su peso hasta salir por la base de las torres. Día y noche ardían los altos hornos: el enfriamiento era su muerte.
Hacía brusco recodo el angosto pasadizo, y se hallaron de pronto en otra galería, abierta como una boca, donde se internaban los tubos, comidos de orín, gracias a la perenne humedad. Sudaba el techo pálidas y brillantes gotitas de vapor acuoso; a uno y otro lado corría el agua, sobre un lecho de residuos, de fosfatos alcalinos, blancos y farináceos, como nieve recién llovida.
Millares y millares de variados tubos y reverberos iluminan las tiendas, los cafés, los hoteles, los casinos: otros tantos millares y millares de luces se reflejan en los espejos interiores, que tienen casi todos los establecimientos públicos, produciendo una especie de vision mágica; mientras que los faroles de los centenares de carruajes que van y vienen en un oleaje contínuo, convierten aquellos espaciosos bulevares en una atmósfera oscilante de luz.
Palabra del Dia
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