Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de mayo de 2025


Efecto inmediato. Verán ustedes... Si se le da a un anacoreta, en seguida se pone a bailar». Como la nueva fase del trastorno de Maxi era pacífica, tía y esposa estaban en expectativa. Por las noches no se movía de la cama, y si bien es verdad que hablaba solo, hacíalo en voz baja, en el tono de los chicos que se aprenden la lección.

¡Oh! ¡más horrible aún! exclamó Dorotea. Oye... Oye... el ruido tentador del oro me detuvo, me trastornó, me atrajo... y... me quedé inmóvil, pegado á la pared... cerca de aquella puerta... yo no sentía, no oía otra cosa que el ruido del dinero... y tras él me parecía escuchar tu llanto desconsolado... me parecía verte extendiendo tus bracitos... llamando á tu madre... ¡oh! ¡Dios mío!... yo no cuánto tiempo pasé de aquel modo... al fin aquella puerta... la puerta de la tienda se abrió y salió un hombre... la puerta se cerró y el hombre que había salido se alejó solo; yo le seguí... le seguí recatadamente... eran mis pasos tan silenciosos, que no podía oírme... era la noche tan obscura, que aunque hubiera vuelto la cabeza no hubiera podido verme... y una fascinación terrible, involuntaria, me acercaba más á aquel hombre... de repente aquel hombre dió un grito y cayó de boca contra el suelo... al caer se oyó un ruido metálico... el de un saco de dinero... luego se oyó crujir de nuevo aquel saco, y otro hombre dió á correr... el que había caído no volvió á levantarse... el otro no volvió á pasar jamás por aquella calle... tres días después estabas en las Descalzas Reales... porque yo... yo tenía oro... mucho oro... yo era rico... y podía criar bien á mi hija.

Las carcajadas atronaban el café, y Rubín se acercó al grupo principal, diciendo con la mayor serenidad del mundo y en tono de benevolencia y compasión: «Señores, no burlarse de este pobre señor que no tiene la cabeza buena. Un trastorno mental es el mayor de los males, y no es cristiano tomar estas cosas a broma. Denle un poco de agua con aguardiente».

El médico dice que tiene una fiebre mucosa. Lamentable contratiempo para Lacante, pues es imposible llevarla al convento, donde no la recibirían en tal estado. Hay que tenerla en la casa y puedes figurarte qué trastorno interior. No se puede guardar en la casa una muchacha enferma sin que se note algo.

15 Vienen, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el Templo; y trastornó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 16 y no consentía que alguien llevase vaso por el Templo. 17 Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi Casa, Casa de oración será llamada por todas las naciones?

En aquel momento supremo vaciló la fe del creyente y se quebrantó la incredulidad del esceptico: el místico se sintió mordido por la duda y el desengañado se dejó seducir por la esperanza. Todo lo trastornó el brutal zarpazo del dolor. Luciano, el médico, cayó de rodillas ante el crucifijo adorando a Dios en espíritu y en verdad.

Tan grande era la novedad de aquella idea, que necesitó algún tiempo para tenerla por lisonja. Se quedó pálida como una muerta, y tanto se trastornó su fisonomía, que teniendo vergüenza de que D. Benigno sorprendiera en ella la impresión hondísima que experimentaba, bajó la cabeza.

Aquel trastorno moral y mental de Bringas fue de la manera siguiente: Una mañana bajó a la oficina tan tranquilo como de costumbre, y todavía no había puesto los codos sobre la mesa, cuando uno de sus compañeros, el Sr. de Vargas, se llegó a él y le dijo al oído: «Se ha sublevado la Marina». Pareciole a Bringas tan absurda la noticia, que se echó a reír.

5 Que arranca los montes con su furor, y no conocen quién los trastornó; 6 que remueve la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas; 7 que manda al sol, y no sale; y sella las estrellas. 8 El solo extiende los cielos, y anda sobre las alturas del mar. 9 El que hizo la Osa, y el Orión, y las Pléyades, y los lugares secretos del mediodía;

¡Y todo así! ¡Todo así! Dondequiera que el atribulado espectro imperial fijase la vista, hallaría igual dislocación, el mismo trastorno, la propia devastación y miseria, como si el mundo hubiese llegado al día del Juicio final..... Ya no había Monasterio de Yuste; ya no había en España Comunidades religiosas; ya no había Monarquía; ¡casi ya no había Patria!

Palabra del Dia

cambios

Otros Mirando