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Fué ella la que habló, entre exclamaciones de dolor... Georgette estaba en el pabellón: había huído horrorizada del castillo al marcharse los invasores. Estos la habían guardado en su poder hasta el último momento. Señor, no la vea... Tiembla y llora al pensar que usted puede hablarle luego de lo ocurrido. Está loca; quiere morir. ¡Ay, mi hija!... ¿Y no habrá quien castigue á esos monstruos?...

Su alma, toda su alma está en esa cuartilla de papel como la palma de la mano, que tiembla en la punta del instrumento, sujeta por dos dientes de cobre. «Uno, dos, tres: empiecen.» A eso lo reducen todo esas gentes sencillas; los aires nacionales que tocan, jamás les producen nostalgia... ¡Ay! A , que no soy de la charanga, aquella música me entristece y me alejo...

Y, fingiendo sorpresa, mira por encima del hombro a Juan, que, de pie detrás de ella, sigue con ansiedad los movimientos de su mano. Hazla girar dice ella en tono de broma y retrocediendo un paso. Juan tiembla. ¡Oh, Eva tentadora! Hazla girar y déjame asomar la cabeza por la abertura dice la joven riendo. no tienes necesidad de ver nada.

Que vuestra brisa perfumada acaricie un instante mi frente, que el eco misterioso de vuestra voz suene todavía en mis oídos, que vuelva á ver ante mis ojos las figuras radiosas de aquellos seres que compartieron las alegrías de mi infancia. Voy á daros el beso de despedida y lanzaros al torbellino del mundo. Mi pecho se oprime, mi mano tiembla.

¡No necesito dar más explicaciones que ésta! dijo don Simón, empujándole hasta la escalera y cerrando en seguida la puerta. Arturo, al verse tratado así, rugió de ira; y no sabiendo qué partido tomar en momentos tan críticos, satisfízose, por de pronto, con arrimar la boca al ventanillo y gritar con todas sus fuerzas: ¡Estúpido!... ¡Tiembla por ti!

Bien, entonces os prometeréis y Dios os bendecirá». ¡Oh! , prometidos... Mira a mi novio, ¡qué hermoso es!... Flores, flores por todas partes... He ahí a mis compañeras con sus largos velos blancos... ¿no oyes el grave sonido del órgano... y la multitud que repite como yo: «¡Qué hermoso es el novio!» ¡Oh! llega el viejo sacerdote... su mano tiembla al unirnos; ya es mío, es mi esposo ¡es mi esposo... ¡Oh! madre mía, quédate, quédate... ¿Me dejas?

Se desloma uno sobre el yunque, suda el quilo, gasta su juventud, y cuando la mano tiembla y el cuerpo no puede tenerse en pie, alcanza el fruto de su trabajo, ¿de qué le sirve entonces? ¡para pagarse el responso y hacer gozar a los demás! No se vería él en ese espejo. Mascar mientras haya dientes, porque a boca desportillada sabe mal el mejor bocado.

Fuese hacia él, movido de lástima, y le preguntó lo que tenía. «Amigo le dijo Ido con voz cavernosa, mostrando su cara descompuesta , ¿ve usted cómo me tiembla el párpado derecho? Pues es señal de que me estoy poniendo malo... pero no tiene usted idea de lo malo que me pongo».

7 A la presencia del Señor tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob; 8 el cual tornó la peña en estanque de aguas, y en fuente de aguas la roca. 1 No a nosotros, oh SE

Resuélvete, herrero; mientras en la altura nos sonríe el sol, coge el oro mío con tus manos rudas y forja una hoz." ......................................... ¡Cómo irradia la luz hecha de oro y tiembla el metal, con su luz de ideal novilunio rielando en el mar!