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Actualizado: 15 de noviembre de 2025


Doña Sol ponía los dedos en el teclado, mientras sus ojos vagaban en lo alto, echando la cabeza atrás, temblándole el firme pecho con los suspiros musicales. Era la plegaria de Elsa, el lamento de la virgen rubia pensando en el hombre fuerte, el bello guerrero, invencible para los hombres y dulce y tímido con las mujeres.

Para Gastón ha pasado ya la edad de las ilusiones, y no es que su corazón esté fatigado, pero marchito por la experiencia. La costumbre de los disgustos le ha hecho sombrío y tímido. La costumbre de los desprecios le ha hecho desconfiado. Es como todos los hombres que han sufrido mucho.

En el palacio de Luzmela como en la posada de Villazón, el médico era siempre un hombre bondadoso y amable, de carácter tímido y vida sencilla. Había destinado para su uso las habitaciones de don Manuel, y en la casa se desenvolvían las horas serenas y blandas, mudas y lentas, igual que en los días postreros del hidalgo.

Al principio se mostró vacilante y tímido, como quien desea lo que no merece; luego desplegó gran vehemencia, dando a entender que los primeros favores le ponían fuera de tino; y, finalmente, ya seguro de que Soledad le quería, procuró que la privación de verle y hablarle con la frecuencia acostumbrada, encendiese la llama que había de perderla.

Don Simón, pues, era, enfrente de todo peligro serio, tímido como una liebre. Por eso se estremecía de espanto al considerar la facilidad con que él y su apreciable candidatura podían ir en un momento a contar la campaña al otro mundo.

bien que el amor, el verdadero amor, es tímido y pudoroso, que no gusta de revelar secretos, que se afana por vivir escondido.... ¡Merece usted disculpa! Pero también que cuando amamos, cuando se ama como yo amar, es necesario que hablemos con alguno, de la persona amada. Se entiende que con alguno que sepa sentir como nosotros.

Sarrió es gordo y bajo; tiene los ojos chiquitos y bailadores, llena la cara, tintadas las mejillas de vivos rojos. Y su boca se contrae en un gesto picaresco y tímido, apocado y audaz, un gesto como el de los niños cuando persiguen una mariposa y van a echarle la mano encima. Sarrió lleva, a veces, un sombrero hongo un poco en punta; otras, una antigua gorra con dos cintitas detrás colgando.

Desde entonces estoy fabricado con algo muy duro: soy de acero, soy de bronce. «Sólo puedes contar conmigo, pobrecito le dije al pequeño . No tienes a nadie más en el mundo, pero yo trabajaré por ti». Fui tímido y flojo para defender a la madre; pero el chiquitín me dio una fiereza de tigre... Esta segunda parte de mi vida la conoce usted mejor que la otra.

Al volver á los salones iba tan ofuscado, que casi derribó á un señor de reducida estatura, y éste, á pesar del golpe recibido, hizo una reverencia murmurando excusas. Le vió después yendo de un lado á otro, tímido y humilde, vigilando á los servidores con unos ojos que parecían pedirles perdón, y cuidándose de volver á su sitio los muebles puestos en desorden por los invitados.

Total, que la noticia llegó a la sutil oreja de doña Lupe a los tres días de haber salido del labio tímido de Rubinius vulgaris. Cuentan que doña Lupe se quedó un buen rato como quien ve visiones. Después dio a entender que algo barruntaba ella, por la conducta anómala de su sobrino. ¡Casarse con una que ha tenido que ver con muchos hombres! ¡Bah!, no sería cierto quizás.

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